sábado, 25 de enero de 2025

Los jóvenes están perdidos (castellano)

Los estudiantes siempre tienen estructurado su programa de actividades (el próximo examen, etc.) ya que tenemos la niñez más estructurada y supervisada de la historia. Pero cuando se licencian se encuentran con vida adulta menos estructurada de la historia.

Padres, maestros y tutores de ayer seguían y aprobaban la marcha del estudiante.  Pero en la vida de los adultos, ha desaparecido esa tutoría. El mundo ni les supervisa, ni sabe cómo se llaman, ni le importa quién son.

Antes, los adultos jóvenes adoptaban el trabajo, la religión, el lugar de residencia y la identidad de sus padres. Ahora se espera que el nuevo adulto busque su propio camino profesional, sus valores y creencias, su pareja, sus ideas políticas y sus identidades sociales.

Y no solo eso, sino que últimamente les pedimos que decidan su identidad de género, es decir, la orientación sexual que quieren tener, incluso antes de descubrir su propia sexualidad.

Como estudiantes les preparábamos para el corto plazo (el siguiente examen); pero como adultos nadie les ha hablado de las habilidades necesarias para afrontar las decisiones a largo plazo que serán las más relevantes de su vida: escoger profesión, comprometerse, tener hijos, firmar una hipoteca…

El resultado no puede ser más desalentador. Los datos de EEUU dicen que el estadounidense medio tiene siete empleos entre los veinte y los treinta años, y se mudan de residencia cada tres años. La mitad creen no tener planes de vida, pero es la edad con máximas tasas de alcoholismo y drogadicción.

La vida de esos nuevos adultos se caracteriza por la desorientación, la soledad, el desapego, la duda, el subempleo y los disgustos sentimentales, mientras sus padres se vuelven locos poco a poco. ¿A quién le extraña?


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