Llámenme iluso, pero aún me sorprende el descaro con que el PP desprecia
las instituciones del estado. No es solo la mentira, el engaño o la
manipulación sistemática, sino el uso de las mismas en beneficio propio sin el
más mínimo rubor.
Ahora ha sido el descubrimiento de que los señores Trillo y Martínez Pujalte
cobraron miles de euros mientras eran diputados por una asesoría, que no ha
podido ser demostrada documentalmente, a empresas que después recibieron millones
del estado. El propio Sr. Martínez Pujalte reconoce que cobrar 5.000 euros
mensuales por tomar café dos veces al mes, aunque es legal está faltado de toda
ética.
La respuesta del PP, por boca de su portavoz, Rafael Hernando, es que se relajen
las incompatibilidades de los diputados, lo que clarifica el valor que le dan a
la institución como palanca para enriquecerse fácilmente a costa del buen
nombre de España, ya que permitiría a sus señorías compaginar varios empleos con
un escaño, que les facilita contactos y todos los privilegios de ser padres de
la patria.
Viendo el interés que les despierta el Parlamento, se entiende porqué la cámara
legislativa hace leyes sin preocuparse de si son compatibles con el ordenamiento
jurídico, porque en cada legislatura nos hacen una nueva ley de educación y del
aborto o porqué pagamos 350 sueldos cuando los diputados solo pueden votar lo
que indica el portavoz del partido.
Seguro que el Sr. Hernando ha analizado esta situación y sabe los cambios que
se necesitan para modernizar el Parlamento, pero habrá valorado el trabajo que habría
que hacer y los privilegios que perderían, así que ha preferido que todo siga
igual, por eso en la próxima legislatura nos harán una nueva ley de educación y
otra del aborto. Es mucho más fácil para sus señorías, inútil para el país,
pero más fácil para ellos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario