Finalmente Cataluña ha movido ficha hacia el Referéndum que ha de
determinar qué quiere ser en el futuro. De todo el proceso, lo que más me sorprende
es la incapacidad del Estado Español para entender la situación. Si serán obtusos
que incluso el Sr. Junqueras públicamente les da las gracias por ser la mejor
fábrica de independentistas, y ellos siguen sin comprender nada porque, como los
malos médicos, tratan los síntomas sin buscar las causas de la enfermedad. Por eso
solo ven la pregunta como un desafío de patio de escuela y se creen que todo responde
a una calentura pasajera del Sr. Mas.
No han asumido que la mayor parte de los nuevos independentistas nos hemos
convertido gracias al Sr. Guerra cuando aseguraba que, después de pasar el cepillo
por el Estatut, no lo conocería nadie; por la sentencia de los jueces politizados
del Constitucional, que se pasaron por el Arco del Triunfo la voluntad del pueblo
catalán expresada en las urnas; por las bromitas que aseguraban que se tenía
que bombardear Barcelona cada cincuenta años; por las veces que nos han tratado
de nazis los mismos que homenajeaban a los combatientes de la División Azul o los
que se asesoran con los abogados que dictaban sentencias de muerte durante la
dictadura; por cada vez que nos han tachado de insolidarios los mismos que ponen
la mano en Madrid para recibir las subvenciones pagadas con nuestro dinero.
Aún no han asimilado que es el pueblo
de Cataluña quien está impulsando el proceso, al no dejarle otra alternativa para
mantener una mínima dignidad, y que al Sr. Mas no le ha quedado otro remedio que
incorporarse si no quería quedar al margen de unos acontecimientos tan
importantes.
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