El pasado 8 de abril una representación del Parlament catalán fue al Congreso
de los Diputados de Madrid a pedir el traspaso de las competencias para poder
hacer un referéndum y decidir el futuro de Cataluña. En Madrid se lo negaron,
como era de esperar.
De todo este asunto lo que más me sorprende es que Cataluña sea la única
Comunidad Autónoma que defienda la separación de esta España retrógrada, que ni
vive ni deja vivir y que está empeñada en devolvernos a la Edad Media.
Que nuestra legislación, incluida la Constitución, permita la continuidad de
un Gobierno sobre el que pesan demasiadas dudas porqué ha sido incapaz de negar
de forma convincente las acusaciones de su ex-tesorero, demuestra el poco respeto
de esas normas hacia los ciudadanos y debería ser motivo suficiente para alejarse
de un país que nos desprecia sistemáticamente.
Que las 7 Autonomías que están entre las 10 zonas con más paro de toda Europa, para las que la única esperanza de futuro es seguir recibiendo la caridad estatal, no se planteen la salida de una España que las ha condenado a la miseria durante décadas, es un misterio para mí.
Que las 7 Autonomías que están entre las 10 zonas con más paro de toda Europa, para las que la única esperanza de futuro es seguir recibiendo la caridad estatal, no se planteen la salida de una España que las ha condenado a la miseria durante décadas, es un misterio para mí.
Que seamos el segundo país del continente en pobreza infantil demuestra la
incompetencia e insensibilidad de unos políticos preocupados sólo por sus
cargos. Por si no han caído en ello, esta pobreza supone perder buena parte de
esta y quizá de la siguiente generación de jóvenes, por eso no entiendo que la
ciudadanía no presione para salir de un país que ha aniquilado el futuro de sus
hijos.
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