De
todos los problemas del país, el que más me duele es la educación porque,
siendo nosotros los responsables, quien la padece son nuestros hijos, y me
parece injusto que ellos paguen por nuestra incompetencia. En este caso, como
en los demás, hay que afrontar el problema de cara, consensuar medidas y
evaluarlas para cambiarlas si no dan resultado. Sin embargo lo que hemos hecho
en los últimos 35 años ha sido usarla como arma política, y al comprobar el
desastre echar pelotas fuera, señalando a todas partes menos a nosotros
mismos.
Lo
último ha sido la publicación de que el magnesio causa cansancio, fatiga y bajo
rendimiento escolar, lo que descarga la responsabilidad de todos: padres,
maestros y sociedad. No niego que pueda haber en España una docena de niños con
problema de magnesio, fosforo o estroncio, pero la mayoría los tienen con otros
“elementos” más grandes: la incompetencia de unos políticos más interesados en
adoctrinar que en educar, y que han implantado unos programas que no han hecho
más que deteriorar nuestra enseñanza; maestros desmotivados, incapaces de
interesar a los alumnos; y un país que no ha apostado nunca por un acuerdo para
mejorar el sistema educativo, como sí hizo en sanidad, lo que nos llevó a tener
uno de los cinco mejores sistemas sanitarios del mundo.
¿Qué
hicimos en sanidad para lograrlo? Pasar una orden de acreditación a todos los centros
y cerrar los que no cumplían los mínimos exigidos; mejorar la formación
pregrado; hacer una selección de los mejor preparados con el sistema MIR y darles
una excelente formación postgrado, en centros acreditados por su calidad
asistencial; y establecer protocolos de actuación y estándares de calidad de
los servicios que queríamos ofrecer a nuestros ciudadanos. Cada uno de esos
pasos se puede dar también en educación. Es necesario y urgente hacerlo y no hay excusa que valga.
Puede costarnos tiempo y dinero pero contemos lo que nos cuesta la ineficacia actual
en fracasos escolares, jóvenes perdidos y retraso nacional, y veremos que es la
única solución posible.
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