La Historia la cuentan
siempre los vencedores (los vencidos, o no viven, o prefieren olvidar) y en
consecuencia la alinean siempre entre sus aliados. Esa sentencia, de Antonio Gala, se cumple en España
mejor que en ningún otro lugar del mundo.
Los vencedores mataron a
tantos que los que quedaron optaron por olvidar, hasta tal punto que acordarse
de la República, el último régimen legítimo que hubo en España, resulta ahora sospechoso
y merecedor de repulsa y condena.
Hemos asumido tanto las
tesis de los vencedores que condenar la usurpación del poder por una clase golpista
y corrupta, el expolio del país, el retraso económico, el hambre, la incultura,
el aislamiento internacional o la mediocridad política, resulta hoy radical y revolucionario.
Nos hemos acostumbrado
tanto a que nos robaran el país y a que lo gestionen como su cortijo
particular, que condenar las medallas a un torturador o los títulos nobiliarios
concedidos a asesinos y violadores, resulta raro y hasta peligroso.
Y lo más curioso de todo
es que los cómplices de aquellos desmanes, los que han convertido a España en
una cloaca política, los que la mantienen en la miseria económica y social, y
para nuestra desgracia aun la lideran, quieran darnos carnets de buenos o malos
españoles.
¿Acaso creen que la
visión de la bandera nos extasía hasta el punto de olvidar que el actual
régimen es ilegítimo, porque fue impuesto por un dictador? ¿O piensan que el
DNI nos cercena el sentido común para olvidar que la Constitución es el fruto
de un chantaje?
¿Debemos aceptar lecciones de patriotismo de quienes perpetraron la mayor traición a España y la mayor masacre de españoles de nuestra historia, o de los cómplices y vividores que llevan más de 80 años defendiendo esta usurpación ilegítima del estado?
ACUSO AL ESTADO POR LA PERSECUCIÓN
AL INDEPENDENTISMO
LIBERTAD PRESOS POLÍTICOS
VIVA LA REPÚBLICA
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