Dr. Jaurrieta |
Cuánta razón tenía Mecano al decir que “Los genios no deben
morir”, en su canción dedicada a Salvador Dalí. Ni los genios, ni los
padres, ni los iconos y referentes de la
sociedad, que son los que nos dejan más huérfanos y desamparados cuando se van.
Casi de forma simultánea han muerto un par de pioneros de la
medicina catalana y española, dejando un vacío tan inmenso en la comunidad
sanitaria que será muy difícil rellenar.
Han fallecido los doctores Josep Maria Gil-Vernet, que en
1965 hizo el primer trasplante de riñón en España, y el Dr. Eduardo Jaurrieta, que
en 1984 hizo el primer trasplante hepático.
No conocí a Gil-Vernet pero sí a Jaurrieta cuando estuve en
el Hospital de Bellvitge, como secretario técnico de la Dirección Médica, y él era
jefe del Servicio de Cirugía, porque allí realizó la mayor parte de su
brillante carrera profesional.
A nivel personal siempre se mostró amable y simpática,
profesionalmente era admirado y respetado por sus compañeros, lo cual no es
poca cosa, además de ser querido y venerado por los pacientes a los que trató.
Dr. Gil-Vernet |
Gil-Vernet y Jaurrieta se han ido pero nos dejan sus obras,
de una parte los miles de pacientes que les deben la vida porque se atrevieron a
explorar terrenos desconocidos cuando todo el mundo dudaba pensando que aquello
era imposible o una locura.
Su otra obra son los médicos y enfermeras que ayudaron a
formar y que constituyen un excelente regalo para toda la sociedad puesto que,
siguiendo sus pasos y enseñanzas, podrán seguir salvando enfermos que de otra
manera estarían condenados irremediablemente.
Descansen en paz estos dos compañeros cirujanos que siempre
llevaremos en el corazón.
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