Lo primero que
quiero decirle es que no les voté a ustedes, ni a lo socialistas, aunque le reconocí
como mi presidente desde el momento en que ganó las elecciones. Por eso tengo
que expresarle mi total decepción hacia su gestión ya que ha logrado lo que
parecía imposible: hacer bueno al Sr. Zapatero.
Lo que más me
extraña es que, entre los miles de militantes que tiene el Partido Popular haya
formado un Gobierno con un ministro de Educación que, en la era de la
información, quiere adoctrinarnos y devolvernos al siglo XV; un ministro de
Justicia que ha logrado lo que nunca antes había hecho nadie en España, que los
jueces hagan huelga; un ministro del Interior, que reconoce ser incapaz de
hallar a los autores de un informe policial con calumnias contra el presidente
de una Comunidad Autónoma; una ministra de Trabajo que, pese a los millones de
parados, no acude a las cumbres sobre empleo que se convocan en Europa; un ministro
de Hacienda que cada día amenaza a algún colectivo usando información
confidencial de su Departamento; un ministro de Economía que centrifuga el
déficit hacia quienes prestan los servicios, que son las CCAA, reconociendo que
les debe dinero pero sin estar dispuesto a pagarlo, como ocurre con Cataluña (lo
que nos lleva a ser el país más incumplidor de Occidente); una ministra de Fomento
que se olvida el Corredor Mediterráneo hasta poder hacer tres túneles bajo los
Pirineos; o una ministra de Sanidad, que asegura no extrañarse de que su marido
le trajera regalos día sí y día también
Además lidera
usted un grupo parlamentario donde, al aprobar una medida que perjudica a los
trabajadores (que son los que les pagan), estalla la alegría con un “que se jodan” y la vicepresidenta de su partido asegura que la manera de regenerar la
vida política del país es negándoles el sueldo a los diputados.
Por si todo esto
fuera poco parecen ustedes empeñados en tomar sólo medidas que se ensañan con
una parte de la sociedad, curiosamente la menos responsable de la crisis (estudiantes,
trabajadores, parados, pensionistas…), mientras se empeñan en proteger a los
responsables del desaguisado: bancos nacionales y extranjeros, a los que no han
pedido responsabilidades, aún a sabiendas de que han realizado prácticas más
que dudosas (de “inmorales” las han empezado a calificar los jueces); defraudadores
y evasores fiscales, a los que han recompensado con una rebaja de impuestos y
una amnistía fiscal; directivos comisionistas, pese a haber hundido las
empresas (algunos premiados con cargos en las compañías más importantes del
país tras haber sido calificados como de los peores presidentes ejecutivos del
mundo); entidades de control que no han controlado nada, y a los que tampoco
les han pedido explicaciones; empresarios y políticos imputados; etc. Ni
siquiera se habían dado cuenta de que estaban empleando una ley “abusiva e
injusta” para practicar desahucios, hasta que Europa se lo ha recordado,
perdiéndose la cuenta de las veces que han tenido que rectificarles…
Comprenda que
para el ciudadano de la calle es difícil tomarles por gente seria o suponer que
saben como sacarnos de la crisis.
Sin tapujos le diré que llevan camino de convertirse en el
peor gobierno de la Democracia y que si no para usted la actual tendencia,
aquello que tanto le gusta de la “marca España” acabará siendo el hazmerreír
del mundo entero, a parte de que pasará a la historia como quien rompió el país,
dándole la independencia a Cataluña, principalmente porqué el demérito del
Gobierno central lo hará inevitable, y quien sabe si como el que provocó la
desaparición de España porque muchas otras CCAA empiezan a estar también
hartas.
Todo esto no
ha pasado de la noche a la mañana, sino que es el resultado de un sistema que
va de mal en peor por muchos motivos, pero les resumiré los tres que me parecen
más relevantes:
1. Un sistema electoral que ha favorecido que ocupen el poder los más mediocres y no los mejores, así se explica que los gobiernos del Sr. Aznar fueras peores que los primeros gobiernos del Sr. González, y los del Sr. Zapatero peores que los del Sr. Aznar, por eso el suyo es peor que los de su antecesor, porque ustedes son la culminación de esta tendencia.
2. El segundo motivo es la actual concepción que los políticos tienen del ejercicio de la política al considerarlo todo como parte del botín electoral y valorar todas las cuestiones en base a poder rascar unos cuantos votos. Eso les llevó a politizar bancos y empresas para llenar el país de infraestructuras que no necesitábamos, algunas de las cuales no acabaremos de pagar hasta dentro de cien años, sin que ningún técnico pudiera decirles nada sin exponerse a ser despedido o relevado del cargo.
3. Y por último un sistema de financiación de partidos políticos y entes locales hipócrita y maniqueísta, al no aceptar que necesitan dinero y obligarles a buscarse la vida, lo que lleva a la financiación irregular y esta trae de la mano inevitablemente la corrupción, que con dinero fácil acaba teniendo vida propia. Ya hay implicados por asuntos de corrupción en la Monarquía, en todos los partidos, sindicatos, CCAA, ayuntamientos, empresas públicas y privadas, un Presidente del Consejo General del Poder Judicial y la lista continua, para vergüenza nuestra. Por eso el PP tiene o ha tenido imputados a los tres tesoreros de su historia, porque el problema no es el Sr. Barcenas sino el modelo.
Quizá tenga
razón con lo que decía en una de sus últimas declaraciones: que ni todos los
políticos españoles son corruptos ni tenemos más corrupción que otros países.
Pero convendrá conmigo en que sí somos los que peor la resolvemos. Sin ir
más lejos recodará que en Gran Bretaña hace poco el ministro de Energía dimitió
por haber mentido diez años atrás en una multa de tráfico. En Alemania lo hizo
también la ministra de Educación por sospechas de plagio en su tesis doctoral. El
19 de marzo pasado dimitió el ministro de Presupuesto francés por una cuenta en
Suiza no declarada y el pasado jueves el número dos del gobierno portugués al
anularle su título universitario. Para hacer lo mismo en España no haría falta
cambiar la Constitución, ni hacer nuevas leyes, sería suficiente con tomar la iniciativa. Pero
nosotros seguimos siendo diferentes, porque ustedes se empeñan en que lo seamos.
Sr. Rajoy usted no puede admitir que una parte de los papeles del Sr. Barcenas
son verdad y levantarse al día siguiente en la Moncloa sin que haya pasado nada
en el Gobierno ni en el Partido, porque eso le resta credibilidad.
Sin embargo
creo que usted todavía puede hacerle un gran servicio a España ayudando a cambiar
todo esto, con lo que se ganaría un lugar en la historia y en el corazón de los
españoles, que se lo agradeceríamos eternamente, por eso le propongo 10 medidas
que podría tomar para salir de la crisis y reconducir este proyecto que ahora parece
sin rumbo.
Medidas
para la regeneración económica:
1. Exigir responsabilidades por la crisis:
- A los que la han generado (bancos nacionales y extranjeros, empresas, políticos, etc.). Esta medida implica decirles a los bancos extranjeros que de momento solo les devolveremos el 50% del dinero que nos han prestado, el resto dependerá de su responsabilidad. Si promueve esta medida con seriedad se le sumará media Europa, y tendrá un papel internacional que en nuestro país no se ha tenido nunca.
- A los que tenían que velar para evitarla: Banco de España (poner su presidencia en manos de un técnico y no de un político) y agencias de rating (buscar una solución como la que se tomó con Arthur Andersen tras el caso Enrom).
- A las auditorías que dieron el visto bueno a unas cuentas llenas de agujeros, que deberían dejar de trabajar para empresas que gestionen dinero público o que coticen en bolsa.
2. Hacer devolver las
indemnizaciones cobradas a los directivos de bancos y empresas que generaron déficits,
en especial a los que recibieron dinero público para reflotarlas, a fin de no perpetuar
la idea de que la manipulación y el trabajo mal hecho tienen recompensa. En
este punto nos jugamos nuestra credibilidad futura interna y externa.
3. Dejar caer un banco (Bankia) asegurando los depósitos de los clientes. Con ello conseguiremos mejorar la calidad de nuestro sistema bancario y eliminar la necesidad de otro rescate europeo (que habría que devolver con intereses).
Medidas
para la racionalización del Estado:
1. Habría que reformar la financiación del Estado de las autonomías. Le propongo que cambie el “café para todos” por un nuevo paradigma de “que cada palo aguante su vela”, es decir que cada CCAA se sostenga con sus propios recursos. Estoy seguro de que tras 30 años de recibir subvenciones, que según Europa eran para el desarrollo territorial, los territorios del Estado habrán desarrollado sistemas para su sostenimiento independiente, en previsión de lo que sabíamos todos: que las ayudas europeas se acabarían algún día. No hace falta que le diga que esto debería simplificar la tensión autonómica ya que, como dijo Calvin Coolidge (30º presidente de los Estados Unidos) “nada proporciona dignidad tan respetable ni independencia tan importante como el no gastar más de lo que ganamos”, a la par que mejoraría la crisis de forma substancial ya que está demostrado que quienes gestionan sus propios recursos, como vasco y navarros, tienen por ejemplo una tasa de paro muy inferior al resto del Estado. Si además quiere redefinir las autonomías, podría empezar eliminando las 10 que no aceptaron las transferencias de sanidad hasta enero del 2002, porque demostraron no haber entendido que gobernar y prestar servicios supone ejercer una gran responsabilidad y no sólo apuntarse a lo fácil.
2. Reducir el Estado a los organismos imprescindibles, eliminando los duplicados o de dudosa utilidad: eliminar las Diputaciones donde queden Autonomías, eliminar el Senado y disminuir el número de municipios son las primeras medidas que se podrían tomar sin afectar para nada el funcionamiento institucional.
3. Abandonar la política estatal de obras faraónicas improductivas o deficitarias y cambiar el enfoque hacia las personas, el conocimiento y la productividad, aprovechando nuestro potencial y situación geoestratégico: Corredor Mediterráneo, energías renovables (terrestres y marinas), servicios a las personas, paquetes turísticos - sanitarios – sociales internacionales, investigación en bio-ciéncias sobre todo para la tercera edad, producción de alimentos de calidad, impulsar la creatividad (diseño, software sanitario y otros, arte, música, videojuegos, cine y televisión, etc.), explotar los potenciales de nuestras costas (turismo de calidad, medio ambiente, naturaleza, depuradoras de agua para alejar las sequías), facilitar la creación de empresas con medidas administrativas y fiscales, etc.
Medidas
para regenerar la política:
1. Cambiar el sistema electoral central y autonómico por uno que garantice la dinamización de la vida política: listas abiertas, dos legislaturas máximo, dos vueltas con un mínimo del 12’5 % de votos para pasar a la segunda y una fecha concreta de las elecciones sin posibilidad de avanzarlas por intereses partidistas.
2. Limitar el ámbito de influencia política ya que el país no puede ser botín electoral. Ya hemos hablado del Banco de España. Bancos y cajas deben estar también en manos de profesionales y no de políticos. Reducir la politización de los medios de comunicación así como de las empresas públicas y privadas. Separar de verdad los tres poderes de los que hablaba Montesquieu hace siglos y que son la base de la democracia, por más que se empeñen ustedes en otra cosa. Cambiar subvenciones por rebajas fiscales para estimular la productividad, la calidad y la creación de riqueza, en vez del actual “parar la mano”, que perjudica cualquier iniciativa.
3. Cambiar las leyes de financiación de partidos y entes locales haciéndolas transparentes y exigiendo auditorias independientes, con lo que aumentaría el nivel de exigencia de los cargos electos al tener que rendir cuentas de la gestión económica y no sólo de la política.
Le he dicho
que le daría 10 medidas y van 9, la última es que tras poner las bases para iniciar
todo esto disuelva el Parlamento y dimita usted y su Gobierno de manera
irrevocable para dar ejemplo, convocando nuevas elecciones. Sería importante convencer
al Sr. Rubalcaba para que tampoco se presente (el valor que puede aportar al país
es más que dudoso), con lo que se abriría un nuevo ciclo político con primarias
para elegir candidato en los dos grandes partidos nacionales a sabiendas de las
nuevas reglas de juego y de que la nueva ley electoral no permitirá al ganador permanecer
en el cargo más de dos legislaturas.
Sin nada más,
reciba un saludo de un ciudadano decepcionado.
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