El mayor problema
de España, y por extensión de Cataluña, es la falta de legitimidad moral del Gobierno
del PP para ejercer el poder, una situación que se han ganado a pulso durante
toda la legislatura pero que en las últimas semanas se ha incrementado a medida
que las dificultades necesitaban algo más que dejarlas pudrir hasta que
desaparezcan solas.
En nuestra
democracia la clase política siempre ha tenido más de una vara de medir, en
función de quien tienen enfrente, pero el PP no ha dudado en dar un paso más y caer
en la más absoluta injusticia y vulneración de las normas, siempre que les ha
convenido, y ahora ellos no tienen legitimidad para impulsar nada y nosotros hemos
de purgar el pecado de la mayoría absoluta.
Mientras el articulo
primero de la Constitución pone como valor fundamental la igualdad de los españoles,
la clase política ha mantenido a casi 30.000 personas aforadas, es decir por
encima de la ley, pero el PP ha extendido tácitamente esta impunidad a sus amigos,
por eso salvan a los banqueros estafadores y permiten que desahucien a los clientes
estafados, en una injusticia flagrante que ya ha sido condenada por los tribunales
europeos.
Tampoco han dudado
en emplear conceptos fundamentales como la libertad de expresión según les ha
convenido, por eso multan y persiguen a quien lleva una estelada a un campo de baloncesto mientras toleran a los que exhiben esvásticas por la calle y gritan
“Mas, cámara de gas”. Y nos han negado la reforma constitucional a los ciudadanos
que queremos votar (catalanes y canarios) mientras reían orgullosos cuando presentaban
la reforma a la Sra. Merkel.
Han politizado la
justicia, y por tanto han desvirtuado la separación de poderes, no solo separando
de la judicatura a quien investiga la corrupción de sus protegidos o se muestra
favorable a la consulta, sino poniendo al frente del TC a un militante del PP y
admitiendo que se decrete la condición colonial de Cataluña, al eliminar de nuestro
Estatut algunos derechos reconocidos en otras Comunidades.
En definitiva,
basar el ejercicio del poder en injusticias flagrantes y dividir a la ciudadanía
entre sus amigos, para los que todo está permitido, y el resto que han de pagar
por los abusos e incompetencias de los primeros, hace que el PP haya perdido la
legitimidad moral para gobernar, por eso lo mejor que pueden hacer, si aman a
este país y no quieren causarle más daño, es convocar elecciones lo antes posible.
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