
Me aseguraba que
él no fue nunca y que siempre prefirió venir a trabajar al Norte, como se decía
entonces, antes que aceptar la caridad de una institución colaboradora en el golpe
de estado y que era un instrumento básico de la sumisión del pueblo.
Pero la “leche
del cura”, como siempre le había oído decir, fue suministrada a muchas personas
de buena fe que no le vieron estas connotaciones. Son opciones individuales que
se toman según cada persona, momento y lugar.
De la misma manera
muchos ayuntamientos decidieron, de buena fe, levantar monumentos a los caídos de
un solo bando de la guerra civil o hacer
a Franco alcalde honorífico y perpetuo de la localidad. Opciones de gente
adulta y responsable.
Una vez llegada
la democracia, los ayuntamientos más implicados con los valores de la libertad,
y en contra de lo que representaba el fascismo, fueron cambiando los monumentos,
los convirtieron en homenajes a todos los caídos en la infame guerra civil y derogaron
los honores perpetuos al dictador.
Digo esto porque
estoy harto de oír hablar del monumento franquista de Tortosa, que también hizo
a Franco alcalde perpetuo. Han tenido décadas para cambiarlo, para hacer caer
un día la cruz, otro el águila y convertirlo en otra cosa, y no lo han hecho, porqué
voluntariamente no han querido.
No me importa que
no lo hayan cambiado, sus motivos tendrán pero, por favor, que no nos molesten
más con tertulias, supuestamente serias, de un tema local interno del municipio,
que podrían haber resuelto hace 30 años y no lo han hecho ve a saber porque.
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