Hoy empiezo con fútbol
porque, después del derbi Madrid Barcelona, Sergio Ramos dio una excelente explicación
de lo que ocurre en este país. El Sr. Ramos, al comentar su expulsión, dijo que
en Madrid entienden el fútbol así. Y ese es el problema, que en la capital
entienden demasiadas cosas a su manera.
Entienden que la
libertada es hacer leyes mordaza y censuras que impidan hasta los chistes que
se contaban en la dictadura, o que la democracia supone impedir sacar las urnas
para dirimir las diferencias de opinión.
Entienden que los
cargos políticos no son para servir a la ciudadanía, sino para servirse a ellos
mismos, y que hacer política es favorecer a los que después puedan contratarles.
Entienden que la
justicia es politizar el Tribunal Constitucional, inhabilitar jueces incómodos,
nombrar fiscales anticorrupción que conspiren para destrozar la sanidad o que
impidan investigar los delitos de los poderosos.
Entienden que los
medios de comunicación están al servicio del poder y en consecuencia pueden
mentir, difamar o tergiversar porque la verdad no vale nada ni le interesa a
nadie.
Entienden que gestionar
el dinero es malgastarlo como les venga en gana, así que lo reparten a quienes
les devuelven votos a cambio de subvenciones.
Naturalmente el Sr. Ramos puede creer lo que quiera, pero el árbitro interpreta
que una entrada en plancha a otro jugador, estando la pelota a dos metros, es
falta y le echa.
Y lo mismo ocurre
con lo demás. El mundo entero dice que en España la libertada y la democracia
están siendo atacadas, que la política es pésima, que no hay independencia
judicial, que los medios de comunicación son parciales y que las inversiones son
ruinosas.
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