¿Por qué se
enfadan los nacionalistas españoles si el peor enemigo para sentirse orgulloso
del país es nuestra propia historia, que no podemos borrar?
Cuando llegó Carlos
V no hablaba ni una palabra de ninguna de las lenguas de la península, y solo
le interesaba España para financiar el imperio y las guerras europeas con el oro
y la plata que venía de América.
Sin embargo acabó
dando libertad de culto y de comercio a los europeos, mientras cedía a las presiones
nacionales para mantener a los españoles bajo el viejo feudalismo de siempre y
con la iglesia más retrógrada del continente.
Lo que hicieron
los Austrias con Alemania, lo repitieron los Borbones con Francia, desinteresándose
por los asuntos nacionales en beneficio de la potencia vecina y dejando al
pueblo español a su suerte bajo la misma oligarquía caciquil y eclesiástica de
siempre.
Hasta tal punto
contrasta la valentía y el coraje de la ciudadanía del 2 de mayo con la
mediocridad de sus dirigentes, que Fernando VII llegó a arrodillarse ante Napoleón al ofrecerle la corona de España.
Antonio Canovas del Castillo |
El resto de la
historia lo conoce todo el mundo: al grito de “vivan las cadenas” o de “lejos
de nosotros la funesta manía de pensar” hemos tenido más de 100 golpes de
estado en los últimos tres siglos.
Lo único que no
ha cambiado ha sido un ejército dispuesto a someter al país, en beneficio de
una clase privilegiada y despótica, que busca mantener su estatus a través de
la miseria y la ignorancia de un pueblo controlado por la iglesia.
En fin, una
historia tan triste, que el mismo Cánovas del Castillo, Presidente de Gobierno
e impulsor de la constitución de 1876,
cuando fue interpelado por el redactor de la misma para que le orientase sobre quiénes
son los españoles, sugirió con sarcasmo “Ponga que son españoles los que no
pueden ser otra cosa”.
¡¡LIBERTAD PRESOS POLITICOS!!
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