Nos mienten los sindicalistas, con el discurso del capitalismo
malvado, desde el momento en que los dos sindicatos mayoritarios han despedido cada
uno a más de 400 de sus propios trabajadores, lo que demuestra que el tema no
admite la demagogia barata de “buenos y malos” a la que nos tienen
acostumbrados. El problema es más serio
que todo eso y exige una reflexión más profunda que el gastado recurso de “que
creen puestos de trabajo”. Además ellos
están cómodos con tanto paro porque supuestamente les da más poder.
Nos miente la patronal, al decir que saldremos de este paro en pocos
años, como puede comprobar cualquiera que tenga ojos en la cara y vea lo que
está ocurriendo en el mundo. Ya es una realidad que la mecanización ha acabado
con muchas de las profesiones que requieren menos capacitación y, dentro de 15
o 20 años habrán desaparecido una o dos docenas más. De eso ya hablaba Jeremy
Rifkin en 1997, en su obra “El fin del trabajo”. Desde entonces otros muchos
han avalado esa tesis, como Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee. También a los empresarios
les interesa tener muchos parados pues les permite mantener la presión sobre
los salarios al disponer de una potencial mano de obra barata y preparada.
El INEM quizá no nos mienta porque no tienen ninguna necesidad al haberse convertido en una oficina de registro y de recuento, pero no de colocación, a la que tampoco le interesa el tema, como lo demuestra el hecho de no haber propuesto nunca un cambio significativo de un modelo que se ha demostrado completamente ineficaz. Tampoco ha tenido la osadía de avisar de que las cifras que proporciona no son reales ya que, si en la época de máxima ocupación, cuando traíamos trabajadores de todo el mundo, aún teníamos un paro del 8 o 9% significa que ese porcentaje no es real y ellos deberían haberlo identificado y denunciado. Pero resulta menos problemático callar y mantener el cargo que hablar y exponerse a perderlo.
A los partidos no les
interesa el tema más que para tener argumentos políticos, sobre todo en campaña
electoral. Al PP, como caciques que son, les trae sin cuidado el bienestar de
la ciudadanía, lo único que quieren es mantener sus cargos y su estilo de vida.
Al PSOE, como caciques que desean ser (es lo que ocurre cuando se tiene coche
oficial y cargos sin límite de tiempo) quieren substituir al PP en el estilo de
vida. La muestra de lo que digo es que el mismo día en que sale una nueva Encuesta
de Población Activa (EPA) y dice que el paro disminuye menos que la gente que
se nos va, las dos Sorayas se enzarzan en una disputa que avergüenza a las
verduleras de cualquier mercado y no se pelean por las cifras del paro sino por
no dar explicaciones de los sobres con dinero negro y por el lamentable “tú
más”.
El gobierno no solo nos miente sino que demuestra su incompetencia (este y los anteriores) al no haber sido capaz en 35 años (en realidad en los últimos siglos) de dar empleo al conjunto de la ciudadanía y, en lugar de buscar soluciones inteligentes a largo plazo, se ha dedicado a las medidas cortoplacistas de dar subvenciones y permitir la especulación inmobiliaria que ha aniquilado la productividad del país y le ha sumido en la ruina. Sin embargo confían en que una ciudadanía desmemoriada no se lo tendrá en cuenta a la hora de emitir el voto.
El gobierno no solo nos miente sino que demuestra su incompetencia (este y los anteriores) al no haber sido capaz en 35 años (en realidad en los últimos siglos) de dar empleo al conjunto de la ciudadanía y, en lugar de buscar soluciones inteligentes a largo plazo, se ha dedicado a las medidas cortoplacistas de dar subvenciones y permitir la especulación inmobiliaria que ha aniquilado la productividad del país y le ha sumido en la ruina. Sin embargo confían en que una ciudadanía desmemoriada no se lo tendrá en cuenta a la hora de emitir el voto.
A los dos ministros económicos, el Sr. Montoro y Sr. De Guindos, y a la ministra de trabajo, Sra. Báñez, les interesa tan poco que ni siquiera se han esforzado en analizarlo, por eso han errado en sus propuestas para resolverlo, como lo demuestra el hecho de que el paro solo se ha incrementado en su mandato. A nadie debe extrañarle que así sea teniendo en cuenta que la principal estrategia ha sido una reforma laboral que nos ha puesto a competir con los salarios bajos de los países asiáticos, en vez de dar un paso al frente y apostar por el valor añadido para los productos españoles, que es lo que corresponde a un país de nuestras características. A falta de imaginación están esperando a que nuestros vecinos nos saquen de la crisis, lo que además de patético y lamentable resulta lento ya que solo nos sacaran cuando toda la OCDE haya salido antes.
Al dejar el tema aquí, parece que solo pretendo quejarme, por eso en la segunda
parte haré propuestas para contribuir a la solución del paro aunque supongo que
tampoco gustaran a nadie.
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