Para empezar quiero recordar que las ventajas de vivir en un planeta globalizado es que nuestro mercado es el mundo entero, y el mundo está deseoso de adquirir y consumir productos de alta calidad y con valor añadido que satisfagan sus necesidades, como ocurre cada vez que algunas empresa, por ejemplo Apple, sacan un artículo nuevo y venden en un solo día millones de unidades. Esta es la realidad: un planeta lleno de oportunidades, si las sabemos aprovechar y decidimos dar un paso al frente para proporcionar la calidad que hoy se exige. Por contra, el gran inconveniente de la globalización es que no hay sitio para los productos de menor calidad, como los que estamos acostumbrados a hacer, pues la inundación de artículos desde Asia nos ha desplazado de esa franja del mercado.
Es por eso que la salida de la crisis para España nunca podrá ser mediante
la bajada de los salarios para competir con los sueldos chinos o indios, que
cobran 10 veces menos y fabrican con una calidad similar. La única salida
posible para un país que está en Europa y aspira a seguir siendo europeo es sacar
más partido a la formación de nuestros profesionales (tenemos la generación
mejor preparada de la historia) y a nuestra potencialidad geoestratégica.
En primer lugar, y por encima de todo, está el tema de la calidad.
Hemos de cambiar nuestra mentalidad y hacer que todos los productos españoles
sean de alta calidad si queremos sobrevivir en este mundo cada día más
necesitado de todo pero más exigente con lo que consume. Debemos considerar la
baja calidad como un atentado a nuestra credibilidad y a nuestra imagen
internacional. Y la misma consideración debe tener el fraude fiscal y la evasión
de impuestos, para los que no puede haber amnistías sino la exclusión de la
vida pública, la reprobación de la privada y, si es posible, la condena penal.
En alimentación podemos ser
una potencia que exporte a todo el mundo productos de una calidad excelente,
como lo hemos hecho con las fresas. Debemos convertirnos en uno de los
supermercados del mundo, no solo en grano sino en frutas, verduras y hortalizas
que nuestro excelente clima nos permite producir mejor y en mayor cantidad que
nuestros vecinos del norte.
En temas de agua, España se está desertizando, pero eso nunca
debería ser un problema con la actual tecnología, para un país con más de 7.000
Km de costa, y la solución no puede ser acabar con el Delta del Ebro, sino la
construcción de desalinizadoras a lo largo de la costa, como han hecho otros países,
por ejemplo Israel.
En turismo debemos dar una oferta
excelente y mucho más diversificada que ahora ya que la competencia será feroz cuando el Norte de África se normalice.
El turismo de borrachera es un error que puede suponer pan para hoy pero será hambre
para mañana seguro.
En energía tenemos viento,
mar y sol, por tanto hay que potenciar las energías renovables eólicas, marinas
y solares, que es lo contrario de lo que hace el Gobierno, no sólo por falta de
visión sino por puro interés egoísta, ya que las gasísticas y petroleras son las
empresas que acaban colocando exministros y expresidentes cuando dejan el
cargo. La mejor manera de potenciar las energías renovables es tomando la
decisión de prohibir que las empresas energéticas puedan colocarlos en sus
consejos de administración. Eso eliminaría las trabas gubernamentales a las
renovables y permitiría reducir la factura del gas y del petróleo.
España tiene tres grandes facturas, de unos 50.000 millones de euros cada
una, que nos limitan en nuestro crecimiento: la primera es la del gas y el
petróleo, de la que ya hemos hablado. Las otras dos son la del paro, que se
podría reducir si se ponen en marcha las medidas que se proponen en este
escrito, además de depurar ese 8 o 9% del que hablábamos más arriba. Y la
tercera es la de las pensiones que no se debe tocar. Lo que sí se puede hacer
en pensiones es evitar que crezca tan de prisa si se eliminan las
prejubilaciones actuales a partir de los 60 años. ¿Qué sentido tiene amenazar a
los que se jubilaran dentro de 10 años con que tendrán que hacerlo a los 67 o
más, si ahora la edad real de la jubilación es a los 62?
Hay que potenciar la investigación en la que podemos ser una
potencia mundial, como lo demuestran las noticias que casi cada semana aparecen
en los medios de comunicación sobre nuevos avances médicos realizados en
hospitales españoles. Lo mismo hay que hacer en otros campos, sobre todo en el
de la automoción ya que el mundo entero está buscando un nuevo motor
alternativo al de combustión, por tanto todas las universidades y escuelas
técnicas del país deberían investigar en este sentido pues, quien lo desarrolle,
se hará con patentes para el mercado mundial de motores para todas las marcas.
En transporte de mercancías nuestra situación geoestratégica es
inmejorable. Así como en el siglo XVI los puertos de Holanda desplazaron a
Venecia como centro del comercio mundial, por el impacto del descubrimiento de
América, hoy los grandes centros de producción se han desplazado a Asia por
eso, no aprovechar esta situación con un corredor mediterráneo, que pide toda
Europa, para agilizar el comercio al continente (además de nuestras exportaciones)
es de una miopía que solo demuestra la incompetencia de este gobierno (y de los
anteriores) más interesados en las luchas internas y en las batallas electorales
de bajos vuelos que en la política o la economía de verdad y en resolver los
problemas de la ciudadanía.
Por lo que se refiere a los emprendedores, España es de los países
con más regulación del mundo, y es sabido que “lo que no está en el BOE (o en
el DOGC) no existe”, por eso el Gobierno hace una “ley del emprendedor”, mientras
que lo que los emprendedores necesitan es que se desregule buena parte de las
trabas administrativas que hoy le impiden desarrollar sus negocios, que puedan
encontrar las ayudas que necesitan y que disminuyan sus impuestos para invertir
en mejorar sus empresas.
En otro orden de cosas, España debe decidir qué desea producir y hacerlo
mejor que nadie, para ello debe analizar bien los mercados internacionales, estudiar
las necesidades mundiales y planificar una producción de excelente calidad que
no sea fácil de copiar. Uno de los ámbitos en los que somos líderes mundiales
es el sanitario y la atención a las personas, por tanto todo lo que
tenga que ver con él es interesante y de una potencialidad extraordinaria ya
que en el futuro la atención a la tercera edad, por ejemplo, será cada vez más
valorada por todos los países, algunos de los cuales nos mandaran a sus
jubilados al sur de Europa y otros buscaran profesionales para atenderlos o nos
pedirán asesoría para hacerlo. Desde la investigación hasta la atención directa,
este es un mercado en claro crecimiento en todo el mundo y nosotros estamos
mejor posicionados que la mayor parte de nuestros vecinos. La política del
actual Gobierno de recortar en sanidad supone una traba que puede eliminar
nuestra ventaja competitiva durante años o quizá de por vida.
Hay otro sector en el que un país como el nuestro, con miles de años de
historia, con una cultura envidiable y con una imaginación desbordante, debería
ser una potencia mundial: el de la producción artística, audiovisual y de
entretenimiento, es decir todo lo que se refiere al cine, televisión,
literatura, pintura, videojuegos, etc., como lo demuestran los creadores que
hacen obras de calidad. Habría que eliminar las subvenciones, que disminuyen la
calidad, y buscar otras ayudas como otorgar beneficios fiscales para los
creadores. Hoy día, y aún más en el futuro, la industria del entretenimiento es
una de las de mayor crecimiento a nivel mundial y en ese campo un país como el
nuestro debería tener mucho que decir.
Por último, contra el paro juvenil hay que luchar preparando a todos los jóvenes
que forman la legión de NINI, que ni estudian ni trabajan y que no lo
harán nunca más en la construcción, por si alguien aún tiene dudas. Se debe
potenciar la formación profesional y recuperar la figura de los aprendices para
enseñarles un oficio. España nunca debería haber perdido esa tradición que nos
dejó sin técnicos hasta tener que importarlos del extranjero en la época de
bonanza. Naturalmente la propuesta supone un cambio radical del modelo
educativo, preferiblemente liderado por expertos en educación y no por
políticos, que ya han mostrado su incompetencia en este tema a lo largo de los
últimos 35 años.
Si se han fijado en esta lista, que podría ser aún más larga, no está la
construcción, de hecho nunca debería haber estado ya que el objetivo del país
no puede ser la más pura especulación inmobiliaria. De todas maneras si todo lo
anterior funciona bien, la construcción también tirará hacia arriba, no como
objetivo único, sino para cubrir necesidades reales de empresas y particulares.
Por eso Londres está construyendo más de 200 rascacielos y nosotros no.
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