El Sr. Donald
Trump está empeñado en hacer un muro en la frontera con Méjico y que sean los
mejicanos quienes paguen su construcción.
No hay duda de
que con tales medidas el mandatario norteamericano está haciendo un gran mérito
para entrar en el Salón de la Fama de los cretinos mundiales, pero tendrá que
esforzarse mucho más porque la nómina de los cínicos indecentes en la política
internacional es larga desde hace siglos.
Aún no llega a la
altura, no ya de los grandes clásicos, como Calígula, Nerón y tantos otros, sino de los modernos como el gobierno chino,
que hasta hace poco mandaba una factura a la familia de los ejecutados
cobrándoles la bala que había servido para matar a su hijo, padre o esposo.
En cualquier
caso, como lo más probable es que los mejicanos no quieran pasar por la
humillación de tener que pagar el muro, y que Trump no esté dispuesto a incumplir
su promesa electoral de hacerlo a coste cero para los yanquis, no tendrá más remedio
que buscar otras alternativas para que lo pague alguien.
Sin duda la mejor
opción, por sencilla y segura para que todo le salga bien, es que EEUU le dé la
concesión de la obra al Sr. Florentino Pérez que la hará sin ningún tipo de
planificación, dados los buenos resultados logrados con esa práctica en el Castor
y en el túnel de Le Pertús.
Cuando el Sr.
Trump vea el resultado final, solo tiene que negarse a pagar, en la seguridad
de que el gobierno español se hará cargo del coste íntegro de la factura, más alguna
compensación adicional, para poder seguir presentando al Sr. Pérez como el empresario
ejemplar del reino.
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