Los españoles de
a pie tienen que estar hartos de que les manipulen con eso de que lo que ocurre
en Cataluña es que los independentistas, todos con ocho apellidos catalanes,
oprimen y amenazan a los que hablan castellano,
al grito de “charnego go home”.
Nos acusan de supremacistas,
pero la demógrafa Anna Cabré demuestra que más del 60% de catalanes procede de la
emigración, por tanto no se puede atribuir solo a la “raza catalana” la
situación de Cataluña hoy[1].
Además,
adjudicarse éxitos o fracasos en base al ADN es contraproducente, desde que descubrimos
que un 90% de nuestro genoma es idéntico al de los chimpancés y un 88% al de
los ratones[ii].
Nos tildan de tumultuosos,
pero las batallas campales, como la del Café Zurich de Barcelona, por ejemplo,
las protagonizan normalmente españolistas.
Nos tratan de
sediciosos, pero nosotros no amenazamos a nadie con hacerle daño a sus hijos,
como sí ha hecho el PP con el presidente del Parlament, Roger Torrent[iii].
Nos acusan de violentos,
pero no somos nosotros los que vamos gritando “a por ellos”, con la intención
de aporrear ancianas que quieren votar.
Nos llaman
excluyentes pero es Pablo Casado, del PP, quien nos dice que nos vayamos todos a
Alemania con Puigdemont.
Nos llaman
nacionalistas, pero la agresión al fotoperiodista Jordi Borras, una de las más
recientes, la cometió un inspector de la Policía Nacional que hasta mostró su
placa oficial.
Por todo ello, aunque
sabemos que los medios son partidistas, deberían explicar de vez en cuando la
verdad, aunque fuera solo para variar.
LIBERTAD PRESOS POLÍTICOS
VIVA LA REPÚBLICA
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