Que este es un
gran país no creo que nadie lo ponga en duda y una buena prueba de ello es el hecho
de que nos estamos recuperando de la crisis pese al gobierno del PP, que ha hecho
y sigue haciendo todo lo posible para impedirlo. España tiene una larga
historia de malos gobiernos que incluso obligaron al Cid a decir aquello de que gran vasallo si hubiese un buen señor
y Rajoy ha querido cumplir fielmente esta tradición.
Siempre he pensado
que un ministro tenía que velar por los intereses nacionales en el ámbito de su
competencia pero se ve que este no es el concepto que tienen los ministros del actual
gobierno de Madrid, que prefieren hacer de comerciales de las empresas de los
sectores en los que tienen responsabilidad, y lo peor es que esta función la
ejercen contra los ciudadanos siempre que los intereses de las mismas entran en
contradicción con los intereses públicos.
Solo puedo sacar
esta conclusión cuando sé que el ministro de defensa ha firmado más de 30
contractos con la empresa donde trabajaba antes de ser nombrado; o que el de
industria penaliza a las energías alternativas mientras favorece a las
petroleras y gasísticas manteniendo los
precios más altos de toda Europa; o que la Sra. Mato impulsara la privatización
de los hospitales públicos de Madrid; o que el Sr. Gallardón pusiera tasas para
impedir que los ciudadanos de a pie accedan a la justicia; o que el Sr. Montoro
premie a los defraudadores fiscales con una amnistía y les hiciera pagar el 10%
mientras el resto de los ciudadanos pagamos casi el 50%; y así podríamos continuar.
Todo ello indica que
el gobierno del PP tiene un problema en su escala de valores ya que han puesto
sus intereses personales y materiales por delante de los relativos al bienestar
nacional, como cabría esperar de alguien que tiene el objetivo de velar por el
interés general. El resultado es que, como hace casi mil años, hay que decir: qué gran país si tuviera un buen gobierno.
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