Todavía me estoy
recuperando de la entrevista de Julia Otero a Anna Gabriel y sigo sin creer algunas
de las cosas que dice, como que las izquierdas están cohesionadas, porque ellos
son las únicas izquierdas de verdad; o que les hacen chantaje con el
presupuesto, mientras que lo que le hicieron a Mas fue totalmente distinto.
Afirma que una
tarea como liderar el país, solo merece 1400€ mensuales, lo que implica creer que
cualquiera sirve para cualquier cargo, porque si las cosas no funcionan vendrá papá
Estado a resolverlas.
Piensa que el
empresario es un ser malévolo y de otra galaxia, por eso su única propuesta es dar
y repartir.
El trabajo se da,
con independencia de lo que se produzca o de que sea rentable, olvidando que
los países que hicieron algo similar, solo lograron el desastre económico y su propia
extinción.
Y la riqueza se reparte,
con independencia de quien la haya creado, por eso asegura que si se hubieran
incrementado los impuestos a los ricos, no habríamos tenido que hacer ningún
recorte. No dudo de que fuera así el primer año pero ¿y el siguiente?
Parece olvidar
que a toda acción corresponde una reacción. Cuándo esa gente se hubiera ido a
otro lugar, ¿a quién le aumentaríamos los impuestos? ¿O se cree que trabajaran
y crearan riqueza solo para que otros se la repartan y además pondrán buena
cara?
En la película
“La red social” el rector de la Universidad de Harvard dice que todos sus alumnos
desean crear su propia empresa. Es el espíritu que llevó a dos jóvenes
revolucionarios a crear Apple en un garaje y hoy, después de transformar nuestras
vidas, ocupan a 500.000 empleados.
En cambio
nuestros revolucionarios quieren vivir del presupuesto público y tener un
huerto urbano para recoger alguna col y alguna cebolla.
O no han
entendido nada o nos hemos equivocado con ellos.
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