¿Podemos creer en la separación de poderes cuando se encarcela a la presidenta de un parlamento, que es la sede de la soberanía popular, por permitir que se haga un debate que exigen los ciudadanos?
Ahora incluso han llegado a la persecución de la familia de Pedro Sánchez, para hacer caer al gobierno, mientras se absuelve a la familia del Sr. Aznar aunque su esposa vendió vivienda pública a fondos buitre.
¿Podemos creer en la independencia judicial cuando vemos cómo se persiguen determinadas ideas política (siempre las mismas) y se toleran o se alientan otras (también siempre las mismas)?
¿Tiene sentido juzgar a Bárcenas por repartir dinero a la cúpula del PP pero que no se persiga a los que lo cobraban? ¿O que la justicia aún no sepa quién es M. Rajoy aunque la Policía les indicó que era el presidente del gobierno?
¿Podemos creer que es justa cuando a dos manifestantes que se suben a un coche para evitar un tumulto les caen 9 años de prisión; mientras el nieto de Franco es absuelto tras atropellar a dos guardias civiles y darse a la fuga?
Suiza le ha recordado ¡por tercera vez! al juez García Castellón que los actos de Tsunami Democrático no son terrorismo, y él se ha limitado a encogerse hombros y decir que su criterio le indica lo contrario. ¡Qué vergüenza!
Se extrañan de que queramos la independencia, pero estamos hartos de actos jurídicos que siempre benefician al franquismo sociológico y hartos de jueces que nos avergüenzan cada vez que contactan con la justicia internacional.
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