A esta reprobación hay que añadir la pretensión de Navarra
de hacer un referéndum para que sus ciudadanos escojan entre monarquía o
república, y a buen seguro no será el único parlamento autonómico que lo proponga.
Esas iniciativas tensionaran el Estado pero darán la
oportunidad de ver como se posiciona cada cual y qué compromiso tiene con el país.
Quien crea que todo debe descansar sobre la soberanía
popular, no se opondrá a tales consultas, e incluso pensará que la Corona haría
bien de impulsar una única a nivel estatal, en vez de someterse a 10 o 12 territoriales
en los próximos años.
Pero quien crea que todo debe residir en la Corona buscará las
prohibiciones, los recursos al TC, la represión, el uso de las cloacas del
Estado contra los impulsores de las propuestas y una repetición más o menos
burda de la guerra sucia llevada a cabo en Cataluña.
Como me niego a pensar que el país sea una propiedad que se
regala a una familia, creo que se acabará haciendo un referéndum estatal, cuyo
resultado también nos confrontará con dos modelos de país.
Un resultado claro a favor de la monarquía le devolvería a
la Corona la autoridad moral que perdió cuando Suárez confesó que no se
atrevieron a hacer un referéndum similar en su época, y nos daría motivos para
aceptar el estatus actual.
Pero una clara victoria a favor de la República pondría a
prueba el compromiso de la Corona con el país al que solo podría mantener
unido, como parece pretender, dejando su puesto y reinstaurando la república
que se nos arrebató hace 80 años.
VIVA LA REPÚBLICA
LIBERTAD PRESOS POLÍTICOS
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