Me preocupa ver a VOX en Andalucía, pero aún me preocupa más
la reacción de los otros partidos, la derecha lanzándose a sus brazos para
lograr cargos y la izquierda pegada a su imaginada superioridad moral.
El fascismo se ha colado en las instituciones, ignorarlo es
un error; despreciarlo, un suicidio; y nos engañamos si pensamos que ha sido
casualidad. Mienten los que ahora dicen que Alemania votó a Hitler porque les
dio un vuelco la cabeza.
En Alemania ganaron porque eran los únicos que tocaron
algunos temas candentes, como que las sanciones del tratado de Versalles eran
un escándalo o que una barra de pan no podía costar un millón de marcos. Y, a
falta de otros discursos, la gente les escuchó.
Ahora VOX hablará de problemas que están en la calle, y que
los políticos no se atreven a tocar: la ley de violencia de género ha sido la
primera, luego vendrán la inmigración ilegal, el despilfarro general, el
rescate bancario no recuperado, el paro que no baja, los servicios más caros de
Europa, etc.
Temas hay de sobra porque los acomodados partidos no han
visto la necesidad de tomarle el pulso a la calle. Cuando algo no les gusta lo
tachan de machista, racista, fascista o políticamente incorrecto y lo olvidan.
El resultado es que no tienen ningún proyecto, al margen de
robar todo lo que puedan, como han hecho PP y PSOE cuando han tenido mayoría. En
cambio, VOX sí tiene un proyecto, como hemos visto en sus reivindicaciones,
aunque sea para devolvernos al siglo XV.
Mientras los partidos sigan con miedo a tratar los problemas
que preocupan a los ciudadanos, unos porque solo buscan enriquecerse con el
poder y otros porque siguen en el happy flower, el fascismo será una amenaza
real.
VIVA LA REPÚBLICA
LIBERTAD PRESOS POLÍTICOS
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