Admiré a Aznar cuando, tras anunciar que solo estaría dos
legislaturas, efectivamente no se presentó a las siguientes elecciones, ya que
supuse que sentaría un precedente para el resto de los políticos.
Pero aquella anécdota no influyó en ningún cargo del país, porque
todos siguieron agarrados como una lapa, y además, viendo los reiterados
intentos del propio Aznar por volver, creo que lo que quería era emular a su predecesor,
el Sr. Fraga.
Cuando, en 1986, don Manuel Fraga empezó a ser cuestionado
por los resultados electorales, presentó su dimisión, después de poner al frente
de AP al político más mediocre que encontró, el andaluz Hernández Mancha.
El nuevo líder conservador no solo era incompetente, sino
que además tenía la chulería y prepotencia que solo proporciona la ignorancia,
así que le puso una moción de censura a Felipe González.
Hay que reconocerle su atrevimiento (o inconsciencia), pues el
PSOE estaba en su máximo apogeo, pero nada evitó que su iniciativa fuera uno de
los mayores ridículos de nuestra democracia, así que AP llamó de nuevo al Sr.
Fraga para que les salvara del desastre.
Felipe González y Antonio Hernández Mancha |
En España, donde los políticos se perpetúan en el cargo durante
décadas, todos eliminan a quienes pueden hacerles sombra y cuando se van
procuran dejar a alguien que les haga buenos.
El Sr. Aznar lo intentó con Rajoy, que era el peor valorado
de sus posibles sustitutos, pero le salió mal, porque el gallego era todo lo
contrario del andaluz: miedoso hasta la parálisis, poco trabajador y alérgico a
tomar decisiones.
Aznar se quedó sin hueco al que volver, hasta ahora, cuando
ha encontrado un iletrado verborreico, el Sr. Pablo Casado, con quien logrará que
pronto el PP le reclame como salvador.
VIVA LA REPÚBLICA
LIBERTAD PRESOS POLÍTICOS
No hay comentarios:
Publicar un comentario