¡Menuda decepción de país! Pensamos que la Transición
suponía el final del franquismo porque quisimos creer que hasta el mismo Estado
estaba harto de ser la anomalía de Europa.
Ahora descubrimos que dejarnos votar era solo una treta para
distraernos, mientras no cuestionáramos la monarquía ni el modelo de Estado.
Ha quedado claro que aquella constitución, hecha bajo
chantaje militar, y la imposición de una corona que nadie quería, y que Suárez
nos coló sin consultar, según reconoció ante Victoria Prego, fue la manera que
tuvo el franquismo de perpetuarse.
El Estado sigue secuestrado por los cómplic
es del dictador,
que dan las mismas respuestas de siempre: censura y represión a quién ose cuestionarles,
y continúan mintiendo descaradamente, incluso cambiando la historia y reconociéndole
jefe del Estado desde 1936.
Por eso no se ha hecho ningún juicio al franquismo, ni ha
sido posible condenarlo en ninguna institución pública y, por no hacer, no se
han retirado ni los títulos nobiliarios concedidos a los protagonistas de
aquella gran traición a España.
La dictadura nombró 39 nobles por haber matado a más de
medio millón de españoles y todos siguen con sus títulos y prebendas. Hay
ducado de Franco por el asesinato de compatriotas y hay marquesado de Queipo de
Llano por la violación de andaluzas.
Ningún español de bien puede querer ser cómplice de esa
gente y de sus desmanes, por lo que no queda más remedio que exigir la
restitución de la legalidad republicana.
Para los ciudadanos que amen a España el camino no puede ser
otro que el marcado por los más de dos millones de catalanes, que buscan la
independencia de un Estado que no renuncia de sus orígenes fascistas y sigue protegiendo
y premiando a asesinos y violadores
ACUSO AL ESTADO POR LA FARSA DEL JUICIO AL INDEPENDENTISMO
VIVA LA REPÚBLICA
LIBERTAD PRESOS POLÍTICOS
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