He de confesar que, después de mucho pensarlo, empiezo a
entender al gobierno y al Estado en el tema de Cataluña. Es normal que tengan
miedo ahora que se pone en evidencia que lo que nos han contado de España
es solo
un cuento de hadas.
Nos dijeron que traicionar el país y asesinar a más de medio
millón de compatriotas era salvarlo, y un militar colonial medio analfabeto
dictó lo que era ser buen o mal español. Lo creímos porque no teníamos más
remedio y reprimieron o fusilaron a los incrédulos.
Echaron a catedráticos, pensadores, artistas e intelectuales,
para hacer del país un cuartel de pensamiento único donde solo destacaba la
mediocridad y la corrupción, aislándolo, hundiéndolo en la miseria y parando su
progreso durante décadas.
A la muerte del dictador sus cómplices disfrazaron una
monarquía de democracia constitucional para mantener sus privilegios y seguir
con la corrupción de siempre, pero sobre todo para que preservar la esencia del
régimen. Todo atado, dijeron.
Así llegamos a la actualidad donde, los herederos de la
dictadura, quieren convencernos de que pese a tanta fechoría, a tanta
mediocridad y a tanta corrupción, han logrado la mejor España posible.
El problema es que hay más de 2 millones de catalanes que ya
no nos tragamos el cuento porque el precio que impone en Estado, en forma de ignorancia,
odio y fanatismo, es demasiado alto y ya no estamos dispuestos a pagarlo más.
Es normal que esto lo vean como un peligro, porque si cae el
cuento solo queda una vil traición, una masacre, un estado mediocre y corrupto,
una tomadura de pelo a la que llamaron Transición y una corona en la cabeza de quien
ya hemos echado tres veces de España por ladrones.
Así que, colorín colorado…
ACUSO AL ESTADO POR SU PERSECUCIÓN AL INDEPENDENTISMO
VIVA LA REPÚBLICA
LIBERTAD PRESOS POLÍTICOS
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