Me sorprende que desde hace más de treinta años, nadie haya encontrado la fórmula para
mejorar algo tan sensible como la educación. La escuela fracasa en la educación
de más de un 30% de nuestros hijos y, no solo no hacemos nada, sino que cuando
los ministros del ramo se permiten ligerezas como la del Sr. José Ignacio Wert de adoctrinar a los niños catalanes o
aquello de proponer una hora de más o de menos para salvar todo el sistema, no
hacemos dimitir a nadie.
Si ustedes tuvieran un coche que
les fallase el 30% de las veces que girasen la llave de contacto, ¿qué harían?
Si la luz de su comedor no se encendiera una tercera parte de las veces que
accionan el interruptor, ¿qué pasaría? Buscarían una solución, ¿verdad? Pues en
este tema no entiendo qué nos pasa. Si el Barça perdiera 1 de cada 3
partidos, sería una catástrofe nacional....
Tenemos
que encontrar una solución pronto. Hay algunos antecedentes que podemos
analizar por si nos pueden servir. En el caso de la sanidad hace unos treinta
años se empezó por profesionalizar la gestión de los hospitales y por pasar una
acreditación a todos los centros, cerrando los que tenían más dificultades para
ser hospitales de agudos y convirtiéndolos en otros servicios que la sociedad
necesitaba.
También se mejoró la formación
pregrado en la universidad y se creó un sistema de selección de los licenciados
mejor preparados con el examen MIR. Entonces se completó la formación de estos
con una especialización, de 3 a
5 años, en un centro autorizado por su prestigio científico y técnico para
formar especialistas. El resultado es que hoy nuestro sistema sanitario está entre
los 10 mejores del mundo.
La escuela necesita un proyecto
de la misma profundidad y empegadura. Que premie a los mejores centros y maestros,
así como a los alumnos que tengan mejores resultados. Que integre gestores
profesionales que velen por la calidad de la enseñanza y por la vinculación de
la escuela con las empresas (la actual separación, incluso en la universidad,
es una aberración que no nos podemos permitir). Y sobre todo hace falta que la
sociedad recupere la cultura del esfuerzo o todo esto servirá de bien poco.
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