Fracaso no significa
derrota, sino que todavía no hemos tenido éxito.
Fracaso no significa que no
hemos logrado nada, sino que hemos identificado lo que no debemos hacer para
lograr nuestros objetivos.
Fracaso no significa que
hayamos actuado como necios, sino que demuestra que anhelamos firmemente
obtener el éxito.
Fracaso no significa que no
alcanzaremos nuestras metas, más bien nos reta a pagar la colegiatura de la
perseverancia para lograr el éxito.
Fracaso no significa
descrédito, sino que demuestra que estamos dispuestos a correr los riesgos
necesarios para triunfar.
Fracaso no significa
incapacidad, más bien nos indica qué otras capacidades hemos de
desarrollar para lograr lo que buscamos.
Fracaso no significa pérdida
de tiempo, sino aliento para empezar de nuevo porque ahora estamos más cerca de
nuestros objetivos.
Fracaso no significa que
debemos darnos por vencidos, sino que denota que debemos luchar con más
determinación para lograr el éxito.
El desafío es el que forma
al triunfador.
No cabe desafío sin riesgo de
fracaso pues el éxito y el fracaso son un tejido de la misma textura.
No nos deben encadenar los
fracasos del pasado, ni debemos atormentarnos por lo que nos espera en el futuro,
pues entonces corremos el riesgo de no tener éxito en el presente.
Fracaso no significa que
Dios nos ha abandonado, sino que Él tiene un destino superior para los
triunfadores.
Miguel Ángel Cornejo y Rosado
Experto en liderazgo, alta dirección y productividad
No hay comentarios:
Publicar un comentario