domingo, 10 de marzo de 2013

Carta abierta a Don Juan Carlos Rodríguez Ibarra (Castellano)

Sr. Ex presidente de la Junta de Extremadura

Muchas gracias por sus últimas declaraciones en las que comparaba al Presidente de la Generalitat, Artur Mas, con los dictadores Hitler y Musolini, porque por fin me ha hecho comprender algo que no he entendido en los últimos 30 años: ¿como es posible que una tierra como Extremadura, que ha recibido dinero a espuertas de los fondos europeos y del resto de España, continuara con el mismo retraso político, económico y cultural que llevó a miles de sus ciudadanos a abandonar su tierra?

Gracias a usted he entendido que el motivo no es otro que una clase política que, ya sea por ignorancia, negligencia o mala fe, confunde, tergiversa y manipula los conceptos más elementales para mantenerse en el poder, suponiendo que la ciudadanía es tan inmadura que no se dará cuenta de sus tretas. 

Que usted confunda una consulta al pueblo, que debería ser la esencia de la democracia, con las dictaduras fascistas de mediados del siglo pasado, indica claramente que no ha entendido lo que es la democracia, por más que se haya servido de ella para sus propios fines políticos. Podría recordarle que le escribo esta carta el día en que las Islas Malvinas hacen un referéndum para decidir su futuro, avalado por la Gran Bretaña, pero seguro que esa minucia de un país que solo hace mil años que tiene democracia no le interesa para nada. 


Supongo que también comparte la tesis del actual presidente de su Comunidad al confundir inmigración con secuestro, lo mismo que han confundido crear empleo con hacer plazas de funcionarios (35% de su masa laboral, es decir 90’78 funcionarios por cada 1000 habitantes, mientras la media española es de 58’78 / 1000) y por supuesto hace años que confunde el progreso con la subvención. Lo peor es que ni siquiera usted puede creerse que tales medidas son las que sacaran a Extremadura del retraso en el que se halla, por más que intente engañar a sus conciudadanos. 
   


Tengo claro que confunde también el crear riqueza con pasar por el Ministerio de Economía para llevarse los fondos europeos y lo que eufemísticamente llaman solidaridad nacional (recogiendo ese 17’78% que las balanzas fiscales de 2005 le daban a su comunidad por la gran gestión de ir a parar la mano), sin preocuparse de quien aporta los dineros, porque hacerlo no resulta castizo.

Además siempre ha confundido hacer política con lanzar bilis contra propios y extraños mientras culpaba a todo el mundo de los males de su tierra.

Pero sin duda sí hay una cosa que no ha confundido y es que para mantenerse en el poder, necesitaba tener una población lo más ignorante posible, para que se creyeran las patrañas y el odio que les transmitía y no se dieran cuenta: ni del desastre que su gestión ha representado para Extremadura (34’06% de paro, según la Encuesta de Población Activa de diciembre de 2012); ni de la manera como les han robado, desde hace décadas, su derecho a un desarrollo económico de verdad.

Sin duda esa necesidad de perpetuar la ignorancia es el motivo por el que Extremadura es la quinta CCAA que menos invierte en educación por alumno porque si les formaran como es debido y como los extremeños se merecen, usted no habría tenido ninguna posibilidad de presidir aquella noble tierra.

Por último Sr. Rodríguez Ibarra es gracias a individuos como usted, que incluso los catalanes de adopción también nos estamos haciendo independentistas, pero no se confunda de nuevo, no es para romper con los extremeños, andaluces, gallegos o navarros, sino para no tener que aguantar a demagogos intolerantes como usted que en un país normal estarían a años luz de cualquier responsabilidad pública.

Le reitero mi agradecimiento por aclararme esa duda y por reafirmarme en la convicción de que el único camino sensato para Cataluña, en beneficio propio, pero también en beneficio de extremeños, castellanos, vascos o canarios, es separase de España a ver si así la sociedad española abre los ojos, se vuelve un poco más exigente y limpia toda la clase política de patriotas de pacotilla que, como usted, dicen amar a España pero que no aman ni al país ni a sus ciudadanos. 



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