domingo, 27 de enero de 2013

Si creyéramos en la Justicia (Castellano)

Todo el mundo está de acuerdo en que el país necesita una regeneración, sobre todo política, pero también de otros ámbitos (judicial, económico, bancario, laboral, educativo, etc.) El problema es como hacerlo. Una buena herramienta seria la Justicia, pero resultará inútil si no nos la creemos. Algunos acontecimientos de los últimos meses que me hacen pensar que en España nadie cree en ella.  

1.      Que el gobierno no lo hace se pone de manifiesto desde el momento en que la cambia en función de intereses particulares, como el caso de Eurovegas o cuando indulta a un conductor kamikaze, condenado a 13 años por matar a una persona mientras circulaba a 150 Km por hora en sentido contrario.

2.      Que los políticos se consideran por encima de la Justicia es un hecho que todos  sabemos y que Richar Nixon verbalizó en las entrevistas con el periodista David Frost. Él tuvo que dimitir por pensar y actuar bajo aquella premisa, en cambio nosotros recompensamos tales prácticas. El último ha sido el Sr. Rato, premiado con un cargo en Telefónica, tras hundir un banco y ser designado uno de los 5 peores presidentes ejecutivos del 2012, según Business Week.

3.   Tampoco creen las autoridades locales como lo demuestra la larga lista de alcaldes y regidores implicados en escándalos de corrupción de los que bien pocos han dimitido. Pero que un alcalde como el de Alcanar pida, en medio de un escándalo urbanístico, que no se busquen responsables demuestra no haber entendido ni la justicia ni su papel como responsable municipal.

4.    También es alarmante que no se la crea la gente de la calle, porque esperan imitar a los políticos y emplearla según les convenga. Las Asociaciones de Vecinos de Carabanchel, presentaron un escrito a la Delegación del Gobierno para que dejaran libre a un inmigrante sin papeles que tenía que hacer de rey Baltasar alegando motivos de “solidaridad”, mientras estaba en prisión por “robo con violencia e intimidación”. 

5.      Pero lo más triste es que parece que la misma Justicia no ha entendido su papel. Cuando tardan 16 años en juzgar unos hechos como el caso Pallarols pierden la inmediatez y la función ejemplificadora que la sociedad espera y merece. 

6.      Más grave aún es no fiarse de los juicios con Tribunal Popular y tener que repetirlos cada vez que una sentencia no les gusta. Lo mejor es que eliminen esta figura y no hagan que la sociedad se avergüence de sus instituciones. 

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