jueves, 25 de febrero de 2016

Una gran lección

En el libro Sapiens, breve historia de la humanidad, su autor explica qué ocurrió en la lucha de los Países Bajos contra la corona española, que vale la pena recordar.

En el siglo XVI España era el país más poderoso de Europa, mientras que los Países Bajos eran unas marismas ventosas, sin materias primas y sin recursos. En 1568 los holandeses, que eran protestantes, se rebelaron en una lucha desigual.

80 años más tarde los holandeses se habían independizado y además habían substituido a los españoles como dominadores de las rutas oceánicas, habían construido un imperio global y tenían el estado más rico de Europa. ¿Cómo lo consiguieron?

Su secreto fue el comercio, tratar bien el crédito y tener un sistema judicial independiente, en definitiva: ser serios y fiables. De esta manera se aseguraron la confianza del sistema financiero europeo, que les concedió más crédito, para abrir nuevas rutas comerciales y así cerrar el círculo.
 
Mientras tanto el rey español bajaba esa confianza con guerras inútiles, pagadas con impuestos abusivos, que tenían a los ciudadanos enfadados y empobrecidos. En vez de devolver los créditos, abusaba de su posición de poder para exigir más sin ninguna compensación. Y denunciarlo no servía de nada porqué la justicia estaba sometida a la corona. 

Cualquiera puede ver la similitud de la España actual con la de entonces: prepotente, corrupta, cerrada al dialogo, incumplidora de los mandatos internacionales y alejada de la realidad porque tiene una clase política mediocre que sólo persigue sueños imperiales.

Ahora falta saber si los catalanes seremos serios como los holandeses, poniéndonos de acuerdo, siendo generosos, trabajando mucho y cumpliendo con nuestras obligaciones, para ganarnos el respeto internacional; o si nuestra vena hispana lo enviará todo a hacer puñetas.

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