En el libro Sapiens, breve historia de
la humanidad, su autor explica qué ocurrió en la lucha de los Países Bajos contra
la corona española, que vale la pena recordar.
En el siglo XVI
España era el país más poderoso de Europa, mientras que los Países Bajos eran
unas marismas ventosas, sin materias primas y sin recursos. En 1568 los
holandeses, que eran protestantes, se rebelaron en una lucha desigual.
80 años más tarde
los holandeses se habían independizado y además habían substituido a los
españoles como dominadores de las rutas oceánicas, habían construido un imperio
global y tenían el estado más rico de Europa. ¿Cómo lo consiguieron?
Su secreto fue el
comercio, tratar bien el crédito y tener un sistema judicial independiente, en
definitiva: ser serios y fiables. De esta manera se aseguraron la confianza del
sistema financiero europeo, que les concedió más crédito, para abrir nuevas rutas
comerciales y así cerrar el círculo.
Mientras tanto el
rey español bajaba esa confianza con guerras inútiles, pagadas con impuestos abusivos,
que tenían a los ciudadanos enfadados y empobrecidos. En vez de devolver los
créditos, abusaba de su posición de poder para exigir más sin ninguna compensación.
Y denunciarlo no servía de nada porqué la justicia estaba sometida a la
corona.
Cualquiera puede
ver la similitud de la España actual con la de entonces: prepotente, corrupta, cerrada
al dialogo, incumplidora de los mandatos internacionales y alejada de la realidad
porque tiene una clase política mediocre que sólo persigue sueños imperiales.
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