domingo, 3 de julio de 2016

Spain sigue siendo different

Les hemos  destrozado el sistema sanitario”. Las palabras aún resuenan en mi mente, que se niega a creerlas. No es el guion de una película de serie B, ni se dicen durante un conflicto bélico entre dos naciones enemigas.

Salen de la boca de un fiscal elegido para luchar contra la corrupción pero que se ha dedicado a conspirar contra el pueblo que le nombró. Y no las pronuncia en una charla de café, sino en el despacho de un ministro que le pide argumentos contra sus adversarios políticos y al que tanto le da que tales argumentos sean reales o ficticios.

¡Qué país tan extraño! En cualquier otro lugar una traición así a la ciudadanía supondría el cese automático de ambos. En Japón es probable que les dieran un puñal para lavar su afrenta con un suicidio honroso. Aquí protegemos a ladrones, corruptos y conspiradores siempre que sean “de los nuestros”. 

El gobierno no vela por los intereses de los ciudadanos, puede mentir, conspirar o malgastar y le seguimos votando, para vergüenza de toda la clase política, que ha logrado tal grado de mediocridad que la gente prefiere a los malos conocidos antes que a los buenos por conocer.  

Los partidos políticos solo persiguen sus intereses, los sindicalistas usan el sindicato para no ir a trabajar, los ladrones confesos como Millet están en la calle y a los sospechosos no se les juzga hasta pasados 15 o 20 años del delito como a Núñez.

Tan raros somos que mientras en todas partes apoyan la educación de sus jóvenes, nosotros buscamos su adoctrinamiento, en vez de pagar por una buena formación, pagamos para que no se conozca el idioma que se habla donde vivimos y a los que logran formarse les mandamos a producir riqueza al extranjero.

No hay duda de que Spain sigue siendo diferente, muy diferente.



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