domingo, 14 de julio de 2013

Carta abierta a Cristóbal Montoro. (Castellano)

Sr. Ministro

Me dirijo a usted porqué creo que es un incomprendido, posiblemente porqué se ha adelantado a su tiempo y por eso recibe críticas que le deben costar de aceptar. 

Para que entienda la causa de nuestra incomprensión empezaré por comentarle de qué manera sus decisiones me han afectado a mí personalmente. Pertenezco a la clase media y tenia un sueldo normal que me permitía vivir cómodamente pese a tener que desplazarme cada día desde mi domicilio en Manresa hasta mi lugar de trabajo en Barcelona (70 Km). Naturalmente el desplazamiento lo hacía en coche particular y los días que tenía prisa no dudaba en pagar los tres peajes (sí, tres, lo ha leído bien) que separan estas dos ciudades por la autopista más infame y cara del Estado. Comía en el comedor de la empresa o en alguno de los bares y restaurantes de las cercanías, me cambiaba el coche cada 4 o 5 años y me mantenía en forma en un gimnasio. Además el sueldo me daba para salir de vez en cuando a cenar fuera o para ir de vacaciones.

Tras sus recortes este año mi esposa y yo cobramos un 40% menos que antes de la crisis, por eso hace más de tres años que no cojo la autopista, hace más de un año que voy a trabajar en tren y además me llevo la fiambrera (como muchos compañeros), hace años que dejé el gimnasio, no me he cambiado el coche, las salidas a cenar se han limitado a casos excepcionales y las vacaciones son un recuerdo. Sin embargo no me quejo, sé que soy un afortunado por tener trabajo, pese a mi título universitario y a mis cuatro masters. Pero sus decisiones han tenido otras consecuencias ya que ha cerrado la cocina de la empresa, el gimnasio, así como algunos de los bares y restaurantes vecinos al trabajo y ahora el personal forma parte de ese fabuloso récord de parados que usted ha ayudado a crear.  Mientras tanto su ministerio ha promovido una amnistía fiscal para los defraudadores, han inyectado miles de millones para salvar bancos, pero se han abstenido de perseguir las prácticas inmorales de los mismos, perpetuando la idea de que la chapuza, el engaño y la mala gestión en España tienen recompensas.

En fin Sr. Montoro, viendo el resultado de sus peculiares soluciones para salir de la crisis, sus reiteradas amenazas y sus maneras, no debe extrañarle que no le entendamos y que muchos pensemos que usted nunca debería haber sido ministro en un país cuya población tenga un nivel cultural superior al que aparece en los programas de zapping, esos en los que la gente cree que los niños tienen clorofila y hacen la fotosíntesis. Tendría que haber esperado a que la reforma educativa del Sr. Wert hiciera su efecto y entonces posiblemente sería considerado un excelente ministro de cualquier cosa, lo que nos lleva a mi segunda conclusión: es sin duda un adelantado a su tiempo. 

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