domingo, 9 de diciembre de 2012

De “La escalera de San Agustín”


No tenemos alas, no podemos elevarnos,
mas tenemos pies para trepar y escalar
paso a paso, más y más,
las nubosas cumbres de nuestros tiempos.

Las imponentes pirámides de piedra
que penetran como cuñas el cielo del desierto,
cuando se ven de cerca y se examinan,
son sólo gigantescos tramos de escaleras.

Las distantes montañas, que elevan
sus sólidos bastiones a los cielos,
están cruzados por senderos que aparecen
a medida que ascendemos a lo alto.

Los grandes hombres no alcanzan cimas
mediante un vuelo repentino;
mientras sus compañeros dormitaban,
ellos trajinaban para escalar en la noche.

 Henry Wadsworth Longfellow (1807 – 1882)
Poeta norteamericano

1 comentario: