
Afirma que una
tarea como liderar el país, solo merece 1400€ mensuales, lo que implica creer que
cualquiera sirve para cualquier cargo, porque si las cosas no funcionan vendrá papá
Estado a resolverlas.
Piensa que el
empresario es un ser malévolo y de otra galaxia, por eso su única propuesta es dar
y repartir.
El trabajo se da,
con independencia de lo que se produzca o de que sea rentable, olvidando que
los países que hicieron algo similar, solo lograron el desastre económico y su propia
extinción.
Y la riqueza se reparte,
con independencia de quien la haya creado, por eso asegura que si se hubieran
incrementado los impuestos a los ricos, no habríamos tenido que hacer ningún
recorte. No dudo de que fuera así el primer año pero ¿y el siguiente?
Parece olvidar
que a toda acción corresponde una reacción. Cuándo esa gente se hubiera ido a
otro lugar, ¿a quién le aumentaríamos los impuestos? ¿O se cree que trabajaran
y crearan riqueza solo para que otros se la repartan y además pondrán buena
cara?

En cambio
nuestros revolucionarios quieren vivir del presupuesto público y tener un
huerto urbano para recoger alguna col y alguna cebolla.
O no han
entendido nada o nos hemos equivocado con ellos.
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