domingo, 27 de noviembre de 2016

¿Dónde nos equivocamos con la CUP? (Castellano)

Todavía me estoy recuperando de la entrevista de Julia Otero a Anna Gabriel y sigo sin creer algunas de las cosas que dice, como que las izquierdas están cohesionadas, porque ellos son las únicas izquierdas de verdad; o que les hacen chantaje con el presupuesto, mientras que lo que le hicieron a Mas fue totalmente distinto.

Afirma que una tarea como liderar el país, solo merece 1400€ mensuales, lo que implica creer que cualquiera sirve para cualquier cargo, porque si las cosas no funcionan vendrá papá Estado a resolverlas.

Piensa que el empresario es un ser malévolo y de otra galaxia, por eso su única propuesta es dar y repartir.

El trabajo se da, con independencia de lo que se produzca o de que sea rentable, olvidando que los países que hicieron algo similar, solo lograron el desastre económico y su propia extinción.

Y la riqueza se reparte, con independencia de quien la haya creado, por eso asegura que si se hubieran incrementado los impuestos a los ricos, no habríamos tenido que hacer ningún recorte. No dudo de que fuera así el primer año pero ¿y el siguiente?

Parece olvidar que a toda acción corresponde una reacción. Cuándo esa gente se hubiera ido a otro lugar, ¿a quién le aumentaríamos los impuestos? ¿O se cree que trabajaran y crearan riqueza solo para que otros se la repartan y además pondrán buena cara?

En la película “La red social” el rector de la Universidad de Harvard dice que todos sus alumnos desean crear su propia empresa. Es el espíritu que llevó a dos jóvenes revolucionarios a crear Apple en un garaje y hoy, después de transformar nuestras vidas, ocupan a 500.000 empleados.

En cambio nuestros revolucionarios quieren vivir del presupuesto público y tener un huerto urbano para recoger alguna col y alguna cebolla.


O no han entendido nada o nos hemos equivocado con ellos. 

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