sábado, 11 de junio de 2022

Pobre España (castellano)

¿Qué honor hay en un estado diseñado para proteger delincuentes? ¿Qué dignidad hay en aceptar una corona de manos de un dictador, traicionando al propio padre? ¿Qué orgullo hay en una Constitución que es la coartada para mantener un régimen ilegítimo?

Es indecente pagar adulterios con dinero público. Es una vileza fabricar pruebas falsas. Es malvado premiar a quien encarcela inocentes. Es muy poco serio incumplir los compromisos. Pero todo ello queda impune, supuestamente en defensa de España.

Avergüenza un estado que sigue protegiendo un régimen fascista, salido de la Gran Traición del 36, impulsada por la derecha intolerante, que rechaza las reglas del juego cuando los resultados les son desfavorables.

Los cómplices del dictador, que siguen en el poder, no aceptan que el mundo ha cambiado, que su ideología fue prohibida por sus crímenes y que, en el siglo XXI, no se puede gobernar con mentiras, censura, prisión y fuerza bruta.

Por eso siguen como siempre, antes asesinaban legalmente a los adversarios, ahora buscan su muerte social y política, de ahí vienen las policías “patrióticas”, los jueces amigos, los periodistas afines y las leyes de amnistía que impiden remover su estiércol histórico.

No han entendido que, en el mundo de las comunicaciones, más que nunca antes en la historia, no basta con parecer honesto, sino que hay que serlo, porque la verdad acaba saliendo y todo el mundo se entera de ella.

Pobre España, ha perdido a Catalunya, aunque falte la fecha de separación, pero no será la única en marcharse porque nadie quiere vivir en un estado sin honor, dignidad, ni orgullo, y tampoco quiere ser avergonzado con tanta indecencia, vileza, maldad y falta de seriedad.


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