domingo, 28 de octubre de 2012

¿Por què Shululandia? (2)

¡Pobre comandante del puesto de policía!, no llegó a entender nada de lo que le ocurría. A él, que le parecía todo tan lógico y tan bien organizaado. Le habían dicho que matar a un negro no era un asesinato y además que los negros se mataban en un determinando lugar de la casa y no en otro distinto. No entendía que las personas pueden llegar a relacionarse y hasta a quererse por encima de las costumbres y de las leyes. Todo el mundo que rodeaba al pobre comandante se desmoronó ante una situación especial, que desafiaba a la ortodoxia que él conocía.

¿No es eso mismo lo que nos ocurre en España? ¿Acaso no vivimos en un país de fantasía que se desmorona por todas partes como el del comandante de nuestra historia?
 
Hemos creado un país de ilusión, un mundo artificial: 
-         Hemos hecho de la subvención una forma de vida, incluso más segura y lucrativa que las iniciativas productivas, siempre sospechosas para cualquier español de bien, convencido de que el dinero sólo se gana con malas artes, mientras que una subvención es lo más natural del mundo.  
-         Hemos hecho de la mediocridad la única referencia visible tanto en la sociedad como en los medios de comunicación, despreciando la excelencia, el esfuerzo y el trabajo duro.
-         Tenemos un sistema que sólo recompensa la chapuza, la manipulación y el trabajo mal hecho, como estamos viendo con las indemnizaciones millonarias de muchos responsables de empresas después de llevarlas a la ruina. O con algunas victorias electorales de candidatos que han llevado a sus comunidades autónomas a un 35% de paro.
-         Un país que ha confundido ser europeos con tener edificios e infraestructruras nuevas, aunque no las necesitemos ni sepamos para qué sirven,  y así nos hemos embarcado en unas obras faraónicas y sin sentido, que para mantenerlas hay que despachar pedir gente, como si los servicios a las personas los prestaran los ladrillos, el mármol y los cristales de los nuevos edificios.
-      Un país con una clase política que, salvo honradas excepciones, ha hecho del despilfarro y la mala gestión un sello de identidad ya que nunca han entendido que la riqueza hay que crearla antes de poder repartirla. Por eso, aquellos que deberían resolver los problemas, son considerados uno de los principales problemas del país y por eso en Europa, y en el resto del mundo, no tenemos ninguna credibilidad.  
-      Un país que jamás a lo largo de su historia ha sido capaz de dar trabajo a todos sus habitantes y que sin embargo nunca ha explotado todas sus inmensas posibilidades geopolíticas y humanas.
-      Un país donde la excelencia y el éxito no levanta más que envidias y celos, hasta ser eliminada de raíz, como decía aquel, por lo civil o por lo criminal.  
-      Un país donde, con un 35% de fracaso escolar entre los alumnos que solo hablan un idioma, la máxima preocupación del ministerio del ramo es adoctrinar a aquellos alumnos que tienen menos fracaso escolar pese a hablar dos idiomas.

Mejor que pare porqué estoy empezando a tener el mismo dolor de cabeza que el comandante del puesto de policía. Lamento tanto que mi país sea de esta manera, que prefiero escribir como si se tratara de las cosas de esa tierra imaginaria de Tom Sharpe, a la que he llamado Shululandia, porque muchas de se parecen más a ellas que a esa España que los medios de comunicación, principalmente los de la capital del reino, nos quieren hacer creer.



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