domingo, 2 de marzo de 2014

Impunitat davant la corrupció (català)

En el informe sobre los derechos humanos 2013, del Departamento de Estado de los EEUU, dice que en España se ha “creado la impresión de impunidad” ante la corrupción. Ahora que lo han dicho los americanos supongo que ya es oficial, aunque a los del país ya nos lo parecía.

Que el Sr. Félix Millet, confeso de expoliar el Palau de la Música durante décadas, siga en la calle ya era una señal.  Que el único imputado por la trama Gurtel sea el juez Baltasar Garzón y que el único malparado por el caso Bankia, y por el engaño de las preferentes a miles de pensionistas, sea el juez Elpidio Silva tampoco presagiaban nada bueno.

Que el mismo presidente Rajoy reconozca que, al menos, parte de los papeles de Bárcenas son ciertos o que la UGT de Andalucía se pagara la fiesta con el dinero destinado a la formación de los parados, también les debe haber servido, porqué los americanos son muy perspicaces. 

Pero en realidad no entiendo de qué nos escandalizamos. Este país ha institucionalizado la subvención como modelo económico, con el “café para todos”. Hemos pervertido el valor del esfuerzo penalizando a los más productivos en beneficio de los que no lo son. Nunca premiamos la eficacia, ni la excelencia, ni la transparencia y mucho menos el rendir cuentas. Así, ¿qué podemos esperar?  

Hemos creado un país que no pide responsabilidades a quien gasta el dinero de todos, que pone a los políticos por encima del bien y del mal, les permitimos que se salten el programa electoral, que incumplan compromisos elementales y damos la mayoría absoluta a quien nos compra el voto. En estas condiciones, ¿quién les puede culpar de creer que el país es el patio de su casa?  


Cuando diseñamos el modelo para gestionar la nueva democracia fuimos tan chapuceros e irresponsables que lo dejamos a medias y ahora nos quejamos de que no funciona. Nosotros somos los culpables por no ser más exigentes. ¿Qué haremos ahora para solucionarlo? 

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