sábado, 2 de enero de 2016

¿Coherencia cupaire? (castellano)

Cuando era niño me enamoré de un precioso Lamborghini plateado que vi en una revista, una verdadera maravilla con puertas de obertura vertical..., que la vida me demostró que nunca llegaría a ser mío.

Les hablo de esto porque últimamente he sentido que la CUP es muy coherente, pero más bien creo que les pasa como a todos con los sueños infantiles.

La CUP quiere la independencia (supuestamente), pero al mismo tiempo la revolución, “matar al padre” políticamente, y hacerlo todo de forma asamblearia, sin ningún liderazgo.

De todas las definiciones de la política, la que más me gusta es la que dice que la política es el arte de conseguir aquello que es posible.

Ya será difícil llegar a la independencia, ni siquiera yendo todos a una, como para sumarle otros objetivos y aún menos conseguirlos a mano alzada en asambleas y sin liderazgos.

No les quiero quitar merito, pero deberían aclarar por ejemplo qué revolución pretenden hacer o si han tenido en cuenta que los verdaderos revolucionarios han resultado ser Bill Gates o Steve Jobs, no Trotsky ni Bakunin, para no acabar en un pedregal que ni ellos desean.   

Por lo que se refiere al liderazgo, cuando empecé a trabajar en sanidad, también yo pensaba que no lo necesitábamos y que solo hacían falta sanitarios y enfermos. Cuando el hospital cerró comprobé lo equivocado que estaba.

También sería bueno que explicaran qué avances ha aportado a la sociedad una asamblea, qué descubrimientos, vacunas, medicamentos, mejoras tecnológicas, sociales, políticas, etc. No hablo de la generalización una vez creados, sino de su génesis, de la concepción original.


Deberían aclararlo para alejar las sospechas de que la CUP es tan coherente y fiel con sus propuestas como lo soy yo con el Lamborghini, porque aún me sigue gustando aquella preciosidad plateada (¿a quién no?). 

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