Conocí al Dr. Boi
Ruíz hace unos 20 años, cuando él era el director del Centro Hospitalario de
Manresa y yo el director del CatSalut en el Bages, y hemos mantenido una relación
cordial. Cuando le propuse hacer el prólogo de mi libro “Un país sin manual de instrucciones” ni se lo pensó, tampoco yo cuando
me pidió que le echara una mano en temas menores los últimos meses de legislatura.
El Dr. Ruíz tiene
la sanidad en el corazón y en la cabeza, la vive, la respira, y ha gestionado
la miseria que tenía lo bastante bien como para evitar que el sistema quebrara,
por eso sería injusto recordarle por lo que no ha hecho.
·
Se le
recrimina tener un pasado, porque este es el único país donde la experiencia
adquirida fuera de un partido o de un sindicato se considera negativa, una
aberración que nos llevará a la ruina.
· Se le llama privatizador, sin aportar una sola prueba que lo demuestre. Si damos credibilidad a los rumores sin pruebas hacemos realidad el dicho de que una mentira repetida mil veces se convierte en verdad y nos exponemos a cualquier manipulación.
· Y sobre todo se le recrimina haber incrementado los enfermos en lista de espera, sin tener en cuenta que cuando llegó había catorce patologías en garantía y ahora hay una treintena, incluida la cirugía oncológica i cardíaca.
Si decir las
cosas como son y poner los problemas de manifiesto tiene estos resultados, cuando
el conseller Comín pregunte como reducir la lista de espera sólo hay una
respuesta posible: que garantice una sola patología y tendrá unos números bajos.
Quizá será mentira pero, por lo que parece, a nadie le interesa la verdad.
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