
No comparto las
críticas que se les hacen a los líderes del proceso, basadas en dos aspectos
difíciles de prever: el primero, la violencia que el estado estaba dispuesto a
ejercer en Europa en 2017 y el segundo, que esa Europa lo permitiera.
Respecto al
primero, según revela la revista Interviú esta semana, el estado pretendía ocupar
el Parlament con 300 efectivos de los cuerpos especiales de las FFSS, que “dejarían limpio de posibles manifestantes”
el parque de la Ciutadella, es decir que estaban dispuestos a hacer un baño de
sangre si hacía falta.
Echarle en cara
al President Puigdemont y al Govern que no quisieran poner en peligro la vida
de las personas, me parece tan miserable y temerario que no se justifica ni
siquiera en campaña electoral.
Lo de Europa ha
sido un amargo descubrimiento, que la mayoría nos negábamos a aceptar, pero que
clarifica muchas cosas, desde el Brexit o el trato a los inmigrantes hasta la
grave crisis de credibilidad que padece y que exige cambios importantes.
Unos se han
escandalizado al descubrir que proclamar la independencia es algo más difícil
que cambiarse de pantalones. Otros se han horrorizado al comprobar que no se
tienen todas las piezas milimétricamente diseñadas.

Tendremos que tener
paciencia, pero sabemos lo que queremos.
!!!LIBERTAD PRESOS POLÍTICOS¡¡¡
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