Quizá no se han enterado
de que, como decía Naisbitt, en 1957 los trabajadores de cuello blanco superaron en número a los de mono azul
y por eso sus llamadas “a los trabajadores”, como se hacía en los años 30 del siglo
pasado, ya no mueven a nadie.
O tenga algo que ver con
el hecho de que, en vez de hablar de propuestas de futuro, están perdidos en lo
políticamente correcto, con todo aquello de los “miembros y miembras” aunque
nunca añaden “taxistas y taxistos” o “futbolistas y futbolistos”?
Puede ser por esa cruzada
en contra del patriarcado que incluye retirar La Caperucita Roja de las
bibliotecas infantiles, para substituirla por cuentos que muestren a los niños de
5 años la diversidad sexual LGTB.
Pero también podría ser por esta costumbre que tiene la izquierda, siempre que gobierna, de repartir lo que no tenemos y acabar hipotecándonos por más de una década, lo cual compromete nuestro futuro y el de nuestros hijos.
Podría probar haciendo
limpieza institucional y generando trabajo real. Lo digo porque Cataluña recibió
varios millones de inmigrantes (y España envió varios millones más al resto del
mundo) y nunca pidieron subvenciones, pedían trabajo.
BASTA DE REPRESIÓN
AMNISTÍA PRESOS POLÍTICOS
AUTODETERMINACIÓN
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