lunes, 18 de octubre de 2021

El gran desconcierto (castellano)

He acabado de leer “El Rey al desnudo” de Ernesto Ekaizer y “La armadura del rey” de Albert Calatrava, Eider Hurtado y Ana Pardo Vera, y no sé si me han indignado más las presuntas irregularidades del rey emérito o la forma como las instituciones le han protegido.

No repetiré las supuestas corruptelas porque están publicadas
en estos dos magníficos libros y en muchos otros, además, gracias a los medios de comunicación internacionales, hoy también los nacionales los airean.

Tampoco tengo argumentos para decir si son o no ciertos, pero es sospechoso que su propio hijo, Felipe VI, reconozca que los dineros de su padre no son limpios y por eso renuncie a su herencia.

También inquieta el hecho de que la Fiscalía cierre el caso, apelando a la inmunidad del emérito y no a que, tras una concienzuda investigación, hayan demostrado que los hechos que se le atribuyen sean falsos, como desearíamos todos.

Ahora dicen que Juan Carlos I quiere volver a España y, aunque yo sea republicano, no me parece mal, pero no sé si pensaran lo mismo quienes le empujaron a que se fuera que, según los libros mencionados, fue la propia Casa Real.

No entiendo que la Constitución sea la coartada para dejar impunes posibles delitos, que las instituciones protejan la corrupción o que Pablo Hassel esté en prisión por denunciar lo que admite Felipe VI, lo que no niega la Fiscalía y lo que publican los medios del mundo entero.


BASTA DE REPRESIÓN

AMNISTÍA PRESOS POLÍTICOS

AUTODETERMINACIÓN


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