No repetiré las supuestas
corruptelas porque están publicadas
en estos dos magníficos libros y en muchos
otros, además, gracias a los medios de comunicación internacionales, hoy también
los nacionales los airean.
Tampoco tengo argumentos
para decir si son o no ciertos, pero es sospechoso que su propio hijo, Felipe
VI, reconozca que los dineros de su padre no son limpios y por eso renuncie a su
herencia.
También inquieta el hecho de que la Fiscalía cierre el caso, apelando a la inmunidad del emérito y no a que, tras una concienzuda investigación, hayan demostrado que los hechos que se le atribuyen sean falsos, como desearíamos todos.
Ahora dicen que Juan
Carlos I quiere volver a España y, aunque yo sea republicano, no me parece mal,
pero no sé si pensaran lo mismo quienes le empujaron a que se fuera que, según
los libros mencionados, fue la propia Casa Real.
No entiendo que la Constitución
sea la coartada para dejar impunes posibles delitos, que las instituciones
protejan la corrupción o que Pablo Hassel esté en prisión por denunciar lo que
admite Felipe VI, lo que no niega la Fiscalía y lo que publican los medios del
mundo entero.
BASTA DE REPRESIÓN
AMNISTÍA PRESOS POLÍTICOS
AUTODETERMINACIÓN
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