El analfabetismo económico
de este país, incluso de la clase política, ni es bueno ni nos lleva a ninguna
parte. Solo hace falta recordar los nombres de quien durante décadas hemos
considerado empresarios o políticos ejemplares para comprobar que estamos confusos
sobre la economía, los negocios y el papel de la política en todo ello.
Tantos años viendo
como corruptos y comisionistas ganan dinero, sin prestar un buen servicio, sino
arrimándose al poder para obtener un contrato público, nos han hecho creer que tales
prácticas, propias del caciquismo más rancio, son el verdadero capitalismo, por
eso salen voces defendiendo una economía subvencionada, aunque ya demostró que paraliza
a los países y los hunde en la miseria.
Un ejemplo de esta confusión
es la acumulación de riqueza, de la que se habla mucho, sin analizar sus causas,
por eso les hago un par de reflexiones:
- De la lista de los 500 más ricos de Forbes, hoy han desaparecido aquellos que heredaron su fortuna y les han sustituido gente como Bill Gates (núm. 1), que ha prestado un servicio extraordinario a la humanidad democratizando el uso del ordenador, al que nadie está dispuesto a renunciar.
- Cuando era un niño las películas llegaban a mi pueblo con años de retraso. Hoy, cuando se estrena Star Wars en todo el mundo, va tanta gente a verla (incluidos los de mi pueblo) que en el primer fin de semana recaudan más de 200 millones de dólares.
Digo esto porque, si
la acumulación de riqueza es por corruptos que roban, necesitamos unas
soluciones: pedirles responsabilidades, que devuelvan el dinero, juzgarlos y la
cárcel cuando toque. Pero si es porque la globalización hace que todos queramos
los mismos productos y servicios de manera inmediata, el enfoque ha de ser distinto:
tantear cómo subirles un poco los impuestos y pedirle a Bill Gates que se
acuerde de nosotros en su fundación.
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