viernes, 19 de agosto de 2016

Crisis de gobernabilidad (Castellano)

España tiene serias dificultades para formar gobierno, como antes le ocurrió a Cataluña, pese a que esta encontró una salida menos rocambolesca. Unas terceras elecciones no cambiaran demasiado el panorama, ni mejoraran las expectativas de tener un ejecutivo potente y cualificado. Hay municipios con 9 grupos políticos para 11 regidores, lo que dificulta la toma de decisiones. Estamos ante una seria crisis de gobernabilidad.


40 años favoreciendo a los partidos que tenían la llave para formar gobierno, dándoles más responsabilidades de las obtenidas en las elecciones, han eliminado el deseo de crear coaliciones programáticas y ha hecho aparecer partidos que no aspiran a ganar, sino a convertirse en la bisagra imprescindible para gobernar y conseguir así unos cargos y un poder que no les han dado las urnas.

Tenemos pues un dilema entre representatividad y gobernabilidad. Si seguimos como hasta ahora, o incrementamos la representatividad, como proponen algunos, nos podremos considerar modernos, pero estamos abocados a la ingobernabilidad del estado, de las CCAA y de los ayuntamientos. Por contra si tomamos medidas para limitar la representatividad (hacer primarias como en EEUU o segunda vuelta como en Francia) corremos el riesgo de ser tachados de poco demócratas, pero garantizaremos la gobernabilidad futura, favoreciendo las mayorías.


El dilema está servido y el lector decidirá qué prefiere. Por mi parte no necesito tenerlos enfrente para saber que en este país, como en cualquier otro, hay intransigentes en cada extremo del electorado que querrían eliminar a los que no opinan como ellos. No estoy seguro de que sea buena idea llevarlos al Parlamento, ni ofrecerles dirigir instituciones, ya que sin ellos probablemente todo funcionaria mejor. 

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