domingo, 2 de octubre de 2016

El PSOE víctima del sistema (Casterllano)

¿Les suena el nombre de Mitt Romney?  Era el contrincante de Obama, por el partido Republicano, en las elecciones de 2011. ¿Recuerdan si la toma de posesión presidencial tuvo que retrasarse hasta que Romney aceptó la derrota?

Claro que no, aquel sistema político no permite que nada ni nadie se sitúe por encima de la voluntad popular. El perdedor lo es porque la gente así lo ha querido y no tiene la posibilidad de oponerse a los resultados.

El mismo presidente de los EEUU, el hombre más poderoso de la Tierra, no puede cambiar la fecha de las elecciones, ni el día de la investidura, ni acceder a una tercera legislatura. Es el resultado de tomarse la democracia en serio y ponerla por encima incluso de la Presidencia, evitando que se convierta en su juguete.  

Aquí ocurre todo lo contrario, cualquier presidente autonómico puede repetir las veces que le venga en gana o decidir cuándo convocar elecciones, y cualquier partido perdedor puede bloquear el país durante meses mientras interpreta los resultados electorales a su conveniencia. Es lo que pasa cuando se pone la democracia por debajo de los partidos y de los cargos, que pueden jugar con ella como les parezca.   

Tras 40 años este sistema absurdo e ineficiente ya ha dado todo lo que podía dar y empieza a cobrarse víctimas: la primera es la gobernabilidad del país y la segunda el PSOE.


Lo que ha pasado en el PSOE es significativo: se consideran por encima del electorado, creen que es un partido  “de gobierno” y que ya “les toca” gobernar, confundiendo la democracia con la cola de la pescadería, y como saben que quien decide son los partidos en los despachos y no las urnas, han olvidado hacer un proyecto atractivo para ilusionar a la gente, formar líderes sensatos y evaluar su gestión anterior. En resumen, han perdido el respeto que le deben al electorado.

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