
Segundo, convocar
unas elecciones en Cataluña, pero para evitar que salgan 90 o 100 diputados a
favor de la segregación, en lugar de los 72 actuales, tienen que prohibir los
partidos independentistas y republicanos, como propone Casado (PP) y Rivera (C’s).
Tercero, reprimir el idioma y la cultura catalana para lo cual han de ocupar y/o
prohibir los medios de comunicación catalanes (TV3, CatRadio, RAC1, etc.) e
intervenir la escuela para españolizar a los niños como proponía el ministro
Wert.
El proyecto
incluye la rendición incondicional de la Generalitat, que será depurada de elementos
subversivos. Aún no tienen claro qué hacer con los más significados, pero no descartan
fusilarlos, como propone veladamente Casado (PP) en su alusión a Companys, no desautorizada.
Cuando logren
todo esto, embriagados de su propio éxito, ampliaran al proyecto al resto de
las CCAA, reformando la constitución para centralizar de nuevo competencias y
eliminar del artículo 2 cualquier referencia a las nacionalidades del reino de
España.

Hasta ahora los españoles
han aplaudido la represión contra Cataluña, sin darse cuenta de que la vulneración
de los derechos fundamentales que han denunciado los organismos
internacionales, son también los suyos. Esperemos que no tengan que lamentarlo.
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