Obedecimos a un golpista que asesinó a miles de compatriotas
para instaurar un estado al servicio de él y de sus cómplices, mientras se reprimía
a quienes pensaban que los españoles nos merecíamos un gobierno decente y no
una banda de mafiosos.
Luego respetamos el capricho del dictador de regalar el
país, como si se tratara de los pendientes de la abuela, a una familia a la que
ya hemos echado tres veces de España.
Acatamos una Constitución ilegítima, porque se hizo bajo
amenaza, que nos convierte en siervos y nos impone una monarquía blindada para
que pueda cometer cuantos delitos se le antojen.
Obedecemos incluso cuando ha quedado claro que la Transición
y la Democracia eran solo argucias para mantener intacto el régimen ilegítimo
surgido de la Gran Traición del 36 y cuando se nos trata como a menores de edad
al impedirnos decidir sobre el modelo de estado.
No me cabe duda de que si la humanidad hubiera sido tan
obediente persistiría la esclavitud, los sacrificios humanos, el derecho de
pernada y la Inquisición.
Es una lástima que esa obediencia solo haya servido
para hacerles la vida fácil a una clase dirigente mediocre, corrupta y criminal,
mientras coarta la libertad y el progreso que nos merecemos.
BASTA DE REPRESIÓN
AMNISTÍA PRESOS POLÍTICOS
AUTODETERMINACIÓN
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