martes, 19 de julio de 2022

Un Estado enfermo (castellano)

Villarejo, en defensa de un Estado enfermo
A medida que se van conociendo nuevas grabaciones del comisario Villarejo, se pone de manifiesto la grave enfermedad que sufre el Estado, con la guerra sucia contra el independentismo, como hizo en el País Vasco y antes con la disidencia política.

No es el desliz de un comisario fanfarrón o de algunos policías corruptos, ni de un par de ministros ofuscados con la unidad, ni de unos cuantos jueces añorados de pasados imperiales o periodistas de camisa nueva…

Es la lucha de parte del Estado por preservar sus privilegios, concedidos por el dictador a sus cómplices en la Gran Traición del 1936, en pago por legalizarle la usurpación del poder, el robo del país y los 40 años de dictadura.

Lo disfrazan de patriotismo y amor a la bandera, pero no es más que el interés por mantener sus prebendas bastardas, porque se basan en el derecho de conquista que les da un hecho tan ilegal como un golpe de estado, y lo ejercen por medio del odio, la represión y el expolio.

¿Quien es más asesino, quien dispara
o quien lo legaliza? 

Para mantener sus privilegios no dudaron en asesinar, durante décadas, a más de medio millón de españoles y después saltarse la línea sucesoria de la monarquía, hasta encontrar quien les asegurara la continuidad del franquismo sin Franco.

Su único objetivo ha sido siempre defender sus intereses en detrimento de los españoles, usando cualquier medio necesario: la mentira, la manipulación, el uso de la fuerza y el rechazo a las reglas del juego cuando no les favorecen.

Si el precio de su sacrosanta “unidad de la patria” es el fanatismo, la ignorancia, el miedo, la represión y tener que renunciar a la democracia y a la libertad, por mi parte pueden confitársela.

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