No sé por boca de qué españoles habla el Sr. Aznar, pero no entiendo por qué motivos intentar devolver los asuntos políticos a la política y sacarlos de los juzgados, donde el PP los llevó por su incompetencia, habría de avergonzar a alguien.
Personalmente lo que me avergüenza es haber tenido un presidente de gobierno que tuvo el 85% de sus ministros imputados o encarcelados por corrupción y que convirtió su partido político en una banda criminal, según los propios tribunales amigos.
Me avergüenza un presidente que nos metió en una guerra ilegal y, después de asesinar a miles de personas, no ha tenido la decencia de pedir perdón por el daño causado.
Me avergüenza un ex jefe del estado que ha tenido una actuación tan criticable que incluso su propio hijo le ha rechazado, pero aún me avergüenza más que un anciano de 85 años no pueda pasar sus últimos días junto a sus hijos, por más dorada que sea su jaula.
Me avergüenza un país en que su presidente de gobierno, como ha hecho el Sr. Sanchez, reconoce que las instituciones del estado son empleadas para perseguir adversarios políticos, como si fuéramos una vulgar república bananera.
Y me avergüenza una derecha, tan convencida de que el país es suyo, que siempre ha interrumpido violentamente los períodos de gobiernos progresistas: O’Donnell el 1856, Pavía el 1874, Primo de Rivera el 1923, Franco el 1936 y ahora lo vuelve a intentar.
En fin, como pueden ver, a cada uno le causa vergüenza cosas distintas.
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