jueves, 31 de julio de 2014

Visita Sr. Pujol (Castellano)

El pasado miércoles, 23 de julio, fui a ver al Presidente Pujol al su despacho del Paseo de Gracia, dos días después hacia público que tenía dinero a el extranjero sin declarar y hacia estallar la política del país y hervir los medios de comunicación y las redes sociales, por tanto supongo que debo ser de las últimas personas que le visitaron en aquellas dependencias antes del desastre. Quería regalarle un libro mío dedicado y me había dado hora para el miércoles 16 pero su hijo Oriol dimitió el día antes y me lo retrasó hasta el 23.

La vi muy cansado, tanto que al acabar no me atreví a pedirle que nos hiciéramos una foto juntos. Genio y figura como era, se interesó por mí, por mis padres, por la llegada de la familia a Cataluña, por mi e hijos, por donde trabajaba, por donde vivía, en fin, todo. 
  
Al saber que vivía en Manresa, en la plaza San Jordi, me dijo que había estado aquí, repasó el territorio, las personas que conocía en la ciudad, en especial los fundadores de CDC sin dejarse ninguno. Igualmente, cuando le dije que era médico, repasó los hospitales de la Cataluña Central, demostrando un conocimiento detallado de la situación de cada uno de ellos.  
  
Durante casi una hora tuvimos una conversación amena y cordial, como si me conociera de toda la vida, pero se notaba cansado, como si llevara un gran peso encima. Cuando se levantó para pedirle a un ayudante, que había a la otra habitación, que le trajera un libro para regalármelo, cerró los ojos un momento y se cogió al respaldo de una silla. Tuve la sensación de que desfallecía, pero los volvió a abrir y vino donde yo estaba.  Pensé que era por su hijo Oriol, poco me imaginaba que 48 horas más tarde se inmolaría públicamente y que una semana después habría perdido títulos, honores i prebendas por 23 años en la presidencia. 

No se le puede perdonar que nos haya engañado durante todo estos años, hay que reprobarlo políticamente y perseguirlo judicialmente, tanto a él como a sus hijos, si se demuestra lo que estos días está saliendo en los medios de comunicación, como se ha de perseguir a todos los que han aprovechado la política y el dinero público para enriquecerse ilícitamente, pero que le critiquen determinados partidos haciendo bueno el dicho de “ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio” me parece indecente. Nos guste o no, la historia le pondrá en su lugar y le reconocerá sus aportaciones, tanto a Cataluña como a España, haciendo posible la convivencia cada vez que la irracionalidad de la política española nos abocaba al caos.
   
Del encuentro me queda el libro “El caminant davant el Congost” y la dedicatoria:


             A Miquel González, a su “manual de instrucciones” y a su pasión por la sanidad. Cordialmente. Jordi Pujol. Veintitrés de julio de 2014.  

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