miércoles, 26 de febrero de 2020

Viejas soluciones para el siglo XXI (castellano)


Por más gestos que los políticos españoles hagan hacia Cataluña, diciendo que piensan en nosotros y nos tienen en cuenta, como decía Rajoy en campaña, que le gustaban los catalanes porque “hacen cosas”, mienten descaradamente.

Lo digo porque un gesto vale más que mil palabras y los gestos son siempre los mismos: desprecio, indiferencia, censura y represión. Don Manuel Fraga se lo dejó claro a Jorge Verstrynge: Cataluña es “tierra conquistada” y así hay que seguir tratándola.

Aunque en España se hablen otras lenguas, sentir el catalán genera urticaria a pesar de ser un idioma oficial, según la Constitución, por eso nunca se ve como una parte de la riqueza cultural del país sino como un desafío que hay que erradicar.

Lo único que quiere España de Cataluña es lo que le pueda sacar para sostener al resto del país, pero sin dedicarle ni las inversiones mínimas necesarias para mantener bien engrasado y a punto un motor económico con su potencial.

Se nos desprecia tanto que los catalanes estamos siempre pidiendo disculpas por hablar otro idioma, por tener un mayor desarrollo económico e industrial o por tener menos desempleo que la media nacional.

El general Espartero: "por el bien de España
 "hay que bombardear Barcelona cada 50 años". 
Pero a la vez la temen, por eso quisieron diluir sus anhelos de autogobierno extendiendo la autonomía al resto de los territorios, esperando que el “café para todos” anulara cualquier iniciativa incómoda para el régimen impuesto tras la dictadura.

Y sobre todo temen los deseos catalanes de separarse de un Estado, que es un lastre para el desarrollo de toda España, por eso le han aplicado el artículo 155, que es como se lleva a cabo en el siglo XXI la vieja política de que “hay que bombardear Barcelona cada 50 años”.

BASTA DE REPRESIÓN
AMNISTÍA PRESOS POLÍTICOS
AUTODETERMINACIÓN

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